Aunque la depreciación de las monedas latinoamericanas frente al dólar estadounidense preocupa en amplios sectores de la industria turística, en términos generales la región parece lista para capotear una nueva eventualidad macroeconómica.
La tendencia alcista de la divisa estadounidense es por estos días el hecho económico mundial y Latinoamérica no es una excepción. De hecho, las monedas suramericanas, particularmente las de Colombia, Chile y Argentina, están entre las más depreciadas frente a la divisa estadounidense, con todas las consecuencias diversas y variopintas que este fenómeno global genera en sus economías.
¿Qué está sucediendo con el dólar? Aventurar una respuesta única parece imposible. Aunque se trata de un fenómeno global que ya lo llevó a una inédita paridad frente al euro, cada economía tiene su particularidad y complejidad en lo que a asuntos cambiarios se refiere. En términos generales, el inusitado aumento de la tasa de cambio obedece al temor por una eventual recesión global en lo que resta de 2022. Afirman los expertos que esta inquietud se ha venido acrecentando por el aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos, una situación que responde a la debilidad de las economías en general.
Para el sector turístico en particular el fenómeno tiene varias caras y afectaciones. Por un lado, no cabe duda de que el turismo emisivo hacia destinos dolarizados, como el Caribe, estará entre los más afectados por cuenta del incremento del costo de los paquetes turísticos. Sin embargo, la situación tiene varias aristas y debe contemplar necesariamente a sectores de la población que rentan en dólares y pueden ver beneficiados sus ingresos. De igual manera, aparece siempre la oportunidad latente de que un dólar fuerte impulse las llegadas internacionales y contribuya al crecimiento del turismo receptivo. El tiempo dirá si, efectivamente, esta oportunidad de atraer viajeros estadounidenses, o con dólares en los bolsillos, a los destinos suramericanos se concretó efectivamente o hubo otros factores globales que impidieron su capitalización.
Una mirada regional
Según Ricardo Acosta, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viajes y Turismo (Apavit), “las monedas se devalúan, básicamente, por la debilidad de las mismas. No es un tema regional, es un tema de fortalecimiento del dólar frente al euro, afectado, además, por la coyuntura europea. Valga decir que esto también se da a consecuencia de la dependencia de insumos de otros países (principalmente el petróleo), la inestabilidad política y la falta de inversión de parte del sector privado debido al pésimo manejo del Estado a la situación actual”.
Según Acosta, “todo esto afecta al turismo en un alto porcentaje debido a que muchos de los viajeros tienen sus ingresos en soles y se ven afectados. Puede significar un 25%”, apuntó.
Por su parte, Helen Kouyoumdjian, vicepresidenta ejecutiva de la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur), recordó que este país se caracterizaba por tener una moneda fuerte y un tipo de cambio estable, “cuestión que hoy no está ocurriendo y se salió de todo parámetro, con un dólar por sobre los mil pesos chilenos, escenario que se agrega e incide en la alta inflación”.
“Este escenario afecta al turismo emisivo, porque los paquetes turísticos suben de precio con el alza del dólar, lo que se suma al incremento de los pasajes aéreos ante el alza de los combustibles. A su vez, el fenómeno de la inflación es a nivel global, lo que hace que muchos destinos internacionales estén más caros en lo que se refiere a la estadía”, apuntó la directiva.
Para Acosta, la situación más crítica tiene que ver con el componente aéreo: “El mayor problema es el alza de los pasajes internacionales que han subido entre 40% y 100%, un abuso de parte de las líneas aéreas, eso es mucho más que el porcentaje de incremento del dólar. Esto no sólo afecta al turismo emisivo sino al turismo receptivo, que por un lado mejora por el cambio pero con los precios de los pasajes se ve mermado”.
El caso de Colombia no es menos grave en devaluación. “Nos preocupa esta situación, pues si bien el turismo venía mostrando un buen ritmo de reactivación, consideramos que estas nuevas condiciones podrían afectar las reservas de las agencias de viajes para la próxima temporada vacacional”, señaló Paula Cortés Calle, presidente ejecutiva de Anato. No obstante, la directiva señaló que, pese a estas condiciones, “es una gran oportunidad para seguir fortaleciendo el turismo interno y receptivo, que los colombianos viajen por su país, de promocionar nuestra biodiversidad y de incentivar a que más extranjeros nos visiten”.
Los efectos multifacéticos de la coyuntura cambiaria también se ven, por ejemplo, en el turoperador argentino especializado en Brasil, Principios. Según el titular de la empresa, Oscar Juárez, “los pasajeros que todavía tienen interés en viajar a Brasil y que tienen poder adquisitivo, a pesar de la situación económica de nuestro país, se benefician porque el real también está pasando por una devaluación y esto hace que el producto baje, por lo menos momentáneamente”. Lo anterior contrasta, sin embargo, con el ajuste de tarifas en el destino a raíz de la inflación, de la insuficiente oferta aérea entre los dos países y la fuerte retracción de mercados emisivos anteriormente fuertes, como el chileno.
“Creo que hay que esperar y ver que haya una estabilización que tiene que llegar. Cada país está tomando las medidas para que esto suceda. Así que Supongo yo que en un término de un mes debería estar más estabilizado”, afirmó Juárez.
Por su parte, para Andrés Rincón, gerente de la mayorista CIC, presente en Colombia, Chile y Perú, es necesario dividir el emisivo entre los destinos que operan en dólares, como Estados Unidos y Ecuador, y los de este continente, como Argentina Perú y Chile, que no tienen tanta afectación.
“Por otro lado, en CIC tenemos unos segmentos de clientes que no se ven tan afectados porque tienen algún componente de ingreso que se beneficia con la depreciación de la moneda local, por ejemplo los exportadores y personas que tienen ahorros, rentas e inversiones en dólares”, explicó Rincón. Para el empresario, a pesar de que en momentos como los actuales las personas suelen darse un compás de espera en el gasto, este no suele durar mucho: “las necesidades de la vida continúan, las vacaciones, las visitas familiares y las personas tienen que volver a viajar más pronto de lo que han planificado”, comentó.
Finalmente, desde la perspectiva hotelera de gran formato en el Caribe, la actual coyuntura es vista precisamente como eso, una coyuntura. Jennifer Rivera, directora de Ventas del Área Andina Norte de Hoteles Xcaret, atribuye la devaluación de las monedas en los varios países de Latinoamérica a los niveles de inflación en Estados Unidos y su recesión económica, así como a una afectación que ya venía por los altos costos del petróleo. “Esto impactó directamente al sector turismo, sobre todo al emisivo, porque se percibe un alza en costos de los viajes a nivel internacional. Sin embargo y siendo optimistas este panorama ya se vivió hace unos ocho años atrás cuando la subida abrupta del dólar tomó a todos por sorpresa, se vivieron unos meses de incertidumbre y desaceleración, pero la industria del turismo siempre ha sido resiliente y ha sabido recuperarse”, afirmó.