Duras críticas a la institucionalidad turística, una “impactante” escasez presupuestal del Ministerio y la recomendación de eliminar los beneficios tributarios de la Ley de Turismo fueron algunas de las puntadas del informe.
Hoy comienza un nuevo gobierno en Colombia y los fantasmas y esperanzas que han rodeado a este proyecto político empezarán finalmente a aterrizarse y dar paso a la realidad de lo que será su gestión y ejecución ¿Qué puede esperarse del arranque del gobierno Petro? Más allá del extendido ejercicio de la especulación política, hay unas pistas bastante claras en el informe que la Comisión de Empalme socializó hace exactamente una semana con la opinión pública. Allí está incluido, por supuesto, el sector de comercio, industria y turismo, aunque este haya pasado casi desapercibido en la agenda de los medios de comunicación.
La comisión de empalme, cabe aclarar, no es otra cosa que un espacio de dialogo en el que un gobierno saliente da cuenta al gobierno entrante del estado de todas las aéreas del Ejecutivo. En este caso, trabajaron 2.853 personas durante cinco semanas en más de 15 sectores con un propósito muy claro: entregar al nuevo presidente la información que necesita para gobernar en sus primeros 100 días “y para que él tenga una idea estratégica de donde tiene que tomar decisiones rápidamente”, explicó su coordinador, Mauricio Lizcano.
El informe estuvo dividido en alertas críticas, en un semáforo de políticas públicas –qué debe continuar, qué no debe continuar y qué se debe construir de acuerdo al plan de gobierno– recomendaciones estratégicas para los primeros seis meses, propuestas para los primeros 100 días y reformas legales que se necesitan. Se trata, en todo caso, de recomendaciones que el nuevo gobierno puede o no aceptar.
El enorme sector de comercio, Industria y turismo
La comisión de empalme para el sector de comercio, industria y turismo estuvo liderada por la doctora en economía, María Fernanda Valdés. Durante más de un mes Valdez coordinó un equipo multidisciplinario de 25 personas que sostuvo 12 reuniones con diferentes entidades del gobierno: 6 con el Ministerio, una con la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), otra con Artesanías de Colombia, otra con Fiducoldex, etc. “Fue un proceso de casi cinco semanas muy rico y con unos resultados muy contundentes”, afirmó la coordinadora.
¿Cuáles fueron las conclusiones? La primera, una que salta a la vista y es la poca atención que genera el sector en la agenda pública: “Tengo que decir que se habla muy poco de este Ministerio y muy poco de este sector, pero es muy relevante para el plan de gobierno de Gustavo Petro. Este sector es el encargado de reindustrializar al país, es el encargado de realizar la transformación productiva con la economía popular y las mipymes; es el encargado, junto con agricultura, de recuperar la soberanía alimentaria. Es, además, el que debería hacer de Colombia un exportador neto de productos con valor agregado, el que debería promover y proteger los conocimientos ancestrales, el que debería desligar a nuestra economía del extractivismo. Y, para terminar, el que debería volver a Colombia un foco de turismo sustentable. Entonces es muy relevante y le paramos muy pocas bolas”, afirmó Valdez.
“No es posible multiplicar el turismo con esta institucionalidad”
Ante el desafío descomunal que tiene el MinComercio, la primera preocupación que salta a la vista es el lugar secundario que podría ocupar el turismo. Los retos no son menores y el turismo puede quedar supeditado a otras prioridades políticas. Por ejemplo, en su intervención sobre este punto, el economista y magister en Gobierno y Políticas Públicas, Mario Valencia, señaló que uno de los principales retos del Ministerio es la revisión de los tratados de libre comercio, incluido el suscrito con Estados Unidos, así como la integración comercial latinoamericana, con Venezuela a la cabeza.
En este mar de retos, uno “muy importante” es “hacer del turismo sustentable una alternativa frente al extractivismo, una fuente de empleo digno y de divisas así como una fuente para fortalecer la paz, los territorios, las comunidades”, afirmó la experta en relaciones internacionales Natalia Munevar.
Las proyecciones del turismo como fuente de divisas y reemplazo de las exportaciones minero-energéticas no son nuevas en manera alguna. Es el discurso que ha predominado en los últimos gobiernos y una promesa nunca cumplida a cabalidad ¿Cómo lograrlo? La presentación del informe no vislumbra ningún plan o derrotero claro –tampoco es su función– pero si aventura algunas recomendaciones concretas y propuestas generales.
La primera recomendación es, de hecho, una fuerte crítica a la institucionalidad del turismo; señalan que con la que hoy existe es imposible materializar la propuesta de multiplicar el turismo por cuatro:
“La existencia de un conjunto de operadores que tienen acceso privilegiado a la información y a las decisiones de recursos, la existencia en el Ministerio de entidades dispersas que son una espejo de la otra (…) Eso tiene que modificarse y proponemos realizar una evaluación dentro de los primeros tres meses de la eficacia y eficiencia del actual institucionalidad en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo para poder tener la capacidad de multiplicar el turismo”, afirmó uno de los integrantes de la comisión.
El norte, según manifestaron es “fortalecer el turismo nacional y el turismo internacional especializado”, “que sea turismo comunitario que respete la naturaleza”. “El turismo no puede ser una pega al ministerio, que terminó siendo un ministerio de comercio y no de industria”, apuntó el experto.
Duras críticas: escaso presupuesto y desarticulación
El informe de la Comisión también puso sobre la mesa una situación que es bien conocida pero poco mencionada en el seno de la industria: el escaso presupuesto del Ministerio. “Es un sector que tiene un presupuesto muy pequeño, más o menos de 1,2 billones de pesos para 2022. Para el 2023 el Ministerio pidió 1,5 billones y solo nos aprobaron 1,2 billones. No creció el presupuesto. Para el próximo año queda prácticamente igual”, afirmó Valdez,
El presupuesto de MinComercio es, de hecho, 26 veces el del sector defensa, “lo cual es bien impactante”, anotó Valdez y fue más allá:
Para el 2022 el presupuesto disponible es tan solo de 109 mil millones de pesos para inversión, esto quiere decir que nos entregaron la olla raspada. Es muy poco lo que se puede hacer con este poco presupuesto.
A ello se suman serios problemas de articulación interna, que se manifiestan en varios niveles: “El Ministerio no tiene buena articulación con entidades del sector ni con los patrimonios autónomos, que son los que le manejan los recursos y esto es súper claro. Lo encontramos en casi todas las reuniones”, afirmó la coordinadora. Estos problemas también se manifiestan en las regiones y territorios apartados en donde “no hay relacionamiento con este ministerio”. Lo propio ocurre con ProColombia, una entidad que según la Comisión, “está mal interrelacionada y articulada, por ejemplo, con la Cancillería”.
Semáforos en rojo para el turismo
En total, hubo nueve semáforos en rojo para los programas del Ministerio y tres tienen que ver directamente con el turismo. Lo primero, según se veía venir, son los beneficios tributarios de la Ley 2068 (Ley de Turismo). “En general, nosotros propusimos que se acaben buena parte de los beneficios que están relacionados con este sector”, apuntó Valdez, sin especificar cuáles.
En segundo lugar, frenar el programa “Turismo, nuevo petróleo”, aunque, desde el Ministerio saliente aclararon que este no es un programa específico sino una figura para impulsar el sector como generador de divisas. Y tercero, proyectos de infraestructura turística: “Hay unos megaproyectos que pensamos van en contravía con nuestra idea de turismo sostenible”, apuntó Valdez. En cuanto a los semáforos en verde, hubo 11 para distintos programas del Ministerio, pero ninguno relacionado directamente con el turismo.
Finalmente, en cuanto a las recomendaciones para los primeros 100 días, solo una se refiere directamente a la actividad turística y es la creación de un “Sello Paz” para identificar servicios turísticos en zonas PDET. Es decir, se vislumbra un foco en lo que hace algunos años se llamó con tanta insistencia “turismo y paz”.