Con 6,7 millones de visitantes internacionales y un mercado aéreo sólido y en crecimiento, el turismo en Colombia parece, de entrada, un caso de éxito indiscutible. Sin embargo, persisten desafíos y no son menores.
¿Cómo va el turismo en Colombia? A primera vista la respuesta parece bastante clara. En 2024 se logró la mayor cifra de visitantes internacionales —6.696.835, de los cuales 4.504.357 fueron visitantes extranjeros— y un récord de 56 millones pasajeros aéreos movilizados (23 millones internacionales y 33 millones domésticos).
En el contexto internacional, Colombia fue uno los casos más exitosos de recuperación de flujos de viajeros en la postpandemia, según lo destacaron los informes de ONU Turismo. Sin embargo, por debajo de este panorama meramente cuantitativo subyacen las dificultades de un sector complejo, sensible, multidisciplinar, que recibe de frente las problemáticas estructurales propias de una economía emergente. Así, en una segunda capa, la pregunta de cómo va el turismo en Colombia requiere una mirada más de fondo.
Por esta razón, le consultamos a más de 15 referentes del sector —exfuncionarios, académicos, empresarios, líderes gremiales— sobre los desafíos de la industria turística en Colombia con miras a identificar puntos en común y construir una mirada más integral y crítica de la actividad turística.
Una genuina preocupación por la seguridad, falta de planificación y gestión de los destinos, informalidad flagrante ligada a problemas de calidad, entorno poco propicio a las inversiones, escasos presupuestos, infraestructura insuficiente, rezagos tecnológicos, ausencia de una estrategia de formación y capacitación más agresiva, necesidad de productos turísticos diferenciados y de incentivos para impulsar el mercado doméstico y, como reflexión de fondo, una deuda histórica de los gobiernos locales a la hora de abordar buena parte de estas situaciones, son los principales puntos manifestados por los expertos.
Seguridad ¿realidad o percepción?

Del total de expertos consultados por este medio, el 70 % expresó que la seguridad es el desafío más relevante que tiene el sector. Aunque las inquietudes vienen de un par de años atrás, la preocupación se hizo aún más manifiesta tras los sucesos de las últimos meses, en la región del Catatumbo, en el nororiente del país, cuando se puso de presente las enormes dificultades de la política de paz del gobierno nacional.
“Creer que los sucesos del Catatumbo solo afectan a estas zonas del país es ser un poco ilusos; hoy en día la información se riega y no tarda Colombia en estar en todos los medios de información. Esto tiene una gran repercusión en la imagen del país y en las reservas futuras”, afirmó Sandra Howard, exviceministra de Turismo.
“Creo que hoy estamos caminando sobre una línea muy delicada, porque en cualquier momento puede pasar algo que afecte de manera radical al sector. Hasta ahora, en mi caso, no ha sucedido nada que impacte; tenemos grupos y ninguno me está diciendo que no va a venir por los problemas del Catatumbo”, afirmó a este medio, Rodrigo Maldonado, de Contactos.
Caso contrario refiere Clara Inés Sánchez, decana de la Facultad de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras de la Universidad Externado, a quien prácticamente le tocó convencer a un viajero estadounidense de que era seguro visitar Amazonas: “Estuve dos meses en el exterior y no fueron pocas las personas que me preguntaron por la situación de seguridad de Colombia, que pensaban venir, pero ya lo están reconsiderando (…) Este es un problema que el gobierno no quiere ver, pero es grave, vengo de experimentarlo afuera”, señala.
Para José Andrés Duarte, presidente de Cotelco, hoy el primer desafío de Colombia es la seguridad: “Hay hechos claros y evidentes que necesitan de un acompañamiento en seguridad para volver a estimular la confianza del desplazamiento en ciertos territorios del país (…) no podemos confiarnos en que, por estar recibiendo más visitantes extranjeros, haya algún tipo de anulación de esta noticias en mercados internacionales”, apuntó.
Así también lo expresa Diego Vázquez, presidente de la Junta Directiva de Anato: “Creo que nuestro gran desafío, que termina siendo un reto mayor de país, es la seguridad. La seguridad es la base para que no existan alertas de viaje y podamos evitar la concentración del turismo en tres o cuatro ciudades. Sin seguridad no tendremos la posibilidad real de ver las bellezas de lo que muchos hoy conocen como la Colombia profunda”, afirma.
“Colombia es un país fascinante que todavía tiene muchos destinos por explorar, pero mientras no podamos garantizar la seguridad de los pasajeros será muy difícil que la tendencia a la alza se mantenga”, apuntó Hugo Vélez, fundador de Panamericana de Viajes y pionero en la promoción del destino Colombia
En gran medida, el asunto de la seguridad en turismo se manifiesta, de manera concreta, con las alertas de viaje (travel advisory) emitidas por los principales mercados emisores y que, en la práctica, terminan siendo obligantes para muchos turoperadores internacionales. La razón es simple: las pólizas o seguros de viaje no aplican en las áreas geográficas sujetas a la alerta, lo cual es un argumento disuasor para cualquier viajero.
Así lo explica Hernán Acevedo, de Intrepid Travel, quien cita, concretamente, la ruta terrestre entre Cali, Popayán y San Agustín: “Era una ruta muy linda, que se vendía bien, pero que poco a poco ha venido apagándose, apagándose, por temas de seguridad”, apunta el empresario, que tiene muchos más ejemplos al respecto.

Ahora bien ¿se trata de un asunto de seguridad o de percepción de seguridad? Para Javier Gómez, de la Corporación Turismo, Paz y Desarrollo, hoy los hechos evidencian una realidad inapelable que varía según los territorios. Mientras hay destinos que se cierran totalmente por cuenta del enfrentamiento de ejércitos irregulares, como Norte de Santander o Cauca, en otras regiones, como el Pacífico, las comunidades han aprendido a convivir con los actores del conflicto e, inclusive, han hecho acuerdos para permitir el desarrollo de proyectos de turismo, por supuesto, con su respectiva comisión.
En realidad, la extorsión silenciosa a los operadores de turismo ocurre en buena parte del país, inclusive en destinos consolidados, y nadie quiere hablar del asunto. “Los turistas no tienen ni idea de qué es lo que ocurre, porque esa es la percepción que transmite la comunidad: que es seguro, que se garantiza una experiencia magnífica. Y así funciona. Pero la realidad es otra: si se rompe ese pequeño equilibrio es como una chispa de una explosión de consecuencias y dimensiones impredecibles”, apunta Gómez.
Para Arturo Bravo, exviceministro de Turismo, es un asunto de pura resiliencia: “Aquí en Colombia hemos aprendido a convivir con esas realidades, y no digo que la receta sea esa, pero hay que seguir trabajando (…) Lo que pasa es que sí hay muchos pequeños empresarios que están afectados en su punto de equilibrio”.
De hecho, para el exfuncionario, uno de los grandes retos del país, entre los más de 10 que identificó, es el futuro de los Destinos de Paz: personas que apostado sus proyectos de vida en el turismo y que hoy se enfrentan a los retos propios de la subsistencia de las empresas; “es una angustia y muchas veces siento que ni las gobernaciones, alcaldías, gremios, están ahí para acompañarlos”, afirmó Bravo.
Falta de gestión y planificación de destinos: la previa de la sostenibilidad

El 40 % de los expertos consultados incluyó a la falta de gestión y planificación de destinos, o a las consecuencias derivadas de su ausencia, como uno de los principales desafíos del país, sino el principal. Así lo expresó, por ejemplo, Juan Rodriguez, director Corporativo de Mercadeo de GHL: “El desafío, fundamentalmente, es avanzar en planificación turística, que implica ordenamiento territorial y una coherencia entre atractivo, infraestructura, organización público privada y promoción. Muchas veces saltamos de un campo al otro sin tener un cronograma claro de actividades. Estamos en mora de hacerlo, como ya lo hacen en México, España o Costa Rica a partir de unas metas establecidas entre sector público y sector privado”.
En esa misma línea se expresó Ledys López, exsubsecretaria de Turismo de Medellín y PhD en turismo, para quien uno de los grandes retos es el ordenamiento territorial turístico, por ejemplo, de los nuevos municipios que están abriéndose al turismo; el caso de las poblaciones incluidas en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
“Esto es importante porque es una forma también de evitar procesos de gentrificación y planear el turismo dentro de las ciudades y de los municipios ¿cuáles son las áreas que se van a priorizar con relación a los usos turísticos? En este momento ningún municipio las ha determinado”. Para López, los retos de sostenibilidad aparecen, precisamente, como una consecuencia de la falta de planeación y es a lo que están abocados hoy muchos destinos turísticos, como ya se reconoce en distintas instancias.
“Creo que un reto transversal a la mayoría de destinos turísticos es la sostenibilidad. Gran parte de los destinos en Colombia sufren una estacionalidad muy marcada que hace que los picos de temporada se dé una masificación y sobrecarga. Sin duda hay que generar estrategias para diversificar ese flujo de turistas y ver cómo empezamos a reordenar ese tema, no solo desde los destinos, sino desde los empresarios, en todos los eslabones de la cadena”, apuntó Diego Vásquez, de Anato.
La falta de planificación no es, de hecho, un asunto que se desconozca desde el gobierno. Clara Sánchez revela que el Fondo Nacional de Turismo (Fontur) tiene hoy un convenio con la Universidad Externado para desarrollar instrumentos de planificación turística para todo el país: “Ojalá esos instrumentos se apliquen y no que llegue un próximo gobierno y vuelva a hacer otros”, apunta la académica.
Alcaldes y autoridades sin conocimiento del sector

Ligado a lo anterior aparece uno de los retos más complicados para el desarrollo turístico en Colombia: la escasa profesionalización del sector público del turismo; una situación que, según expresa Sánchez, no era tan marcada en el pasado. Para Sánchez, es clave entender la complejidad económica, social y ambiental del turismo: “Para mí es uno de los sectores más complejos de la economía. Si no hay una profesionalización vamos a seguir improvisando”, apunta la decana. Las consecuencias pueden ser bastante evidentes en muchos destinos: informalidad flagrante, ausencia de control, accidentes, estafas, deterioro de los atractivos; insostenibilidad, en general.
Precisamente, para el exviceministro Bravo, un desafío perentorio es la implementación de medidas de control a los efectos negativos del turismo: “Colombia hasta hora está empezando a recibir flujos de turismo —podría recibir muchos más y esa es la meta— pero cuando eso sucede hay que empezar a tomar medidas de control y muchas veces siento que las autoridades locales no tienen la capacidad de hacerlo. Por ejemplo, el control de actividades de aventura, les corresponde a los alcaldes”, apunta. Bravo también hace un llamado a un mayor compromiso de gobernaciones y alcaldías con la protección de las playas, que, en sus palabras, “sigue muy flojo”.
RNT, viviendas turísticas e informalidad

Una de las consecuencias más visibles de la falta de planificación y del desconocimiento, o falta de voluntad política, de las autoridades locales, es el potente y descontrolado crecimiento de las viviendas turísticas; un actor que no solo llegó para quedarse, sino que está transformando al sector turismo, asegura Juan Pablo Franky, exviceministro de Turismo. Según las cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT), las viviendas turísticas con Registro Nacional de Turismo (RNT) ascienden a 67.000, convirtiéndose en el primer renglón de prestadores de servicios turísticos en cantidad.
Ahora bien, más allá de los retos en materia de competencia desigual de cara a la hotelería —estas unidades no tienen los costos asociados a los hoteles ni recaudan IVA o el ICA, cuando a ello hubiera lugar— la consolidación de esta nueva modalidad de alojamiento plantea desafíos enormes para el crecimiento sostenible del turismo.
Precisamente, para Cotelco uno de los grandes desafíos del país pasa por fortalecer el RNT con mecanismos de verificación que frenen, por ejemplo, la operación de estas unidades cuando busquen pasar por encima de los reglamentos de propiedad horizontal de los conjuntos residenciales, de los usos turísticos determinados en los planes de ordenamiento territorial (cuando tal cosa existiera) o ignorar las responsabilidades inherentes a otros prestadores de servicios, como garantizar que dentro de sus instalaciones no se cometan delitos de explotación sexual de menores de edad; situaciones que, lamentablemente, ya se han visto en ciudades de Colombia. La regulación de las viviendas turísticas es un tema clave para el desarrollos sostenible del turismo no solo en Colombia sino en el mundo y así lo han entendido los principales destinos urbanos.
Ahora bien, la discusión de fondo tiene que ver con la vigencia del RNT como un mecanismo que garantiza la formalidad o calidad de un prestador de servicios turístico, que es, por supuesto, ninguna. En el caso de Anato se ha propuesto, por ejemplo, la posibilidad de acompañar el RNT con una póliza o un estudio más minucioso de la capacidad de la empresa. El objetivo no es otro que proteger al turista consumidor de empresas de papel, malintencionadas o sin respaldo para garantizar un servicio ofrecido.
Sin embargo, ninguno de los cuatro gobiernos anteriores ha atendido la solicitud y la razón, según explica Sánchez, es bastante sencilla: no hay capacidad de hacerlo; “la capacidad del Estado es muy reducida para ejercer el tipo de control que requeriría un RNT”. La fórmula no existe hoy, reconoce Sánchez, pero hay que buscarla, “porque el RNT hoy es obsoleto”.
Desde Cotelco se han barajado propuestas, por ejemplo, trasladar a ciertos entes territoriales, como ocurre hoy en San Andrés, la capacidad de ejercer el control respectivo del RNT. “Tiene que haber una coordinación entre los actores locales y nacionales, pero el que no puede terminar pagando por un crecimiento sin control y planificación es el prestador de servicios turísticos formal”, apunta Duarte.
Infraestructura y conectividad

Casi el 50 % de los consultados calificó como desafío la insuficiencia de infraestructura o la falta de facilidades para la construcción de infraestructura. En conectividad aérea, por ejemplo, hay retos operativos mayúsculos en muchas regiones del país. Si se retrasa un vuelo por motivos de mal tiempo, por ejemplo, todos los itinerarios comienzan a caer en bloque: “Para nosotros es un desafío cumplir itinerarios en territorios apartados, especialmente cuando tenemos la responsabilidad de regresar a los turistas a sus países de origen”, afirma Laura Durana, directora ejecutiva de Acotur.
De manera similar ocurre con infraestructura vial, particularmente en las vías tercerías que conducen a los destinos rurales del país; y con la infraestructura turística en destinos emergentes, clave para elevar la calidad del producto turístico. “Es importante que el país siga atrayendo la inversión extranjera que apalanque la calidad de los servicios”, afirma Vélez, de Panamericana.
Otro desafío no menor en este campo es la enorme dificultad para desarrollar grandes proyectos de turismo, por cuenta de planes de ordenamiento territorial restrictivos o desactualizados o, en no pocas ocasiones, barreras locales insalvables. “Son condiciones ene veces más complejas que desarrollar un hotel en Punta Cana o Cancún. Si hay un inversionista con 100 millones de dólares y analiza donde tiene más facilidades y menos riesgos, nosotros no somos ese país”, apunta el exviceministro Franky.
Superar la brecha tecnológica
El 30 % de los consultados citó la adaptación a los nuevas tecnologías o la digitalización e innovación tecnológica como un desafío. Según explica Ledys López, la estructura empresarial del turismo está compuesta principalmente por micro y pequeñas empresas que están respondiendo al día a día para lograr sus ventas, en consecuencia, la inversión en innovación es mínima. “A nivel de nuestras empresas no hay establecidas dinámicas de innovación. La tecnología avanza muy rápido y las organizaciones no tienen esa capacidad de respuesta. Ahí hay un reto”, afirma López.
En el caso particular de las agencias de viajes, hay gran desafío de conectividad digital con todo el ecosistema de actores, incluidas las aerolíneas, que, valga decir, hoy se enfrentan al reto de implementar NDC. “Hoy nosotros queremos conectar a los hoteles, a los turoperadores, a los seguros médicos, a la navieras, en fin, una cantidad de proveedores, lo que genera un reto tecnológico muy fuerte y en gran medida costoso”, apunta Diego Vázquez, pero, aclara, no es un reto exclusivo de las agencias; “gran parte de los hoteles aún manejan su inventario a través de Excel o algún sistema que no está conectado con un PMS. Hoy no hay la posibilidad de acceder a en tiempo real muchas de las tarifas de los hoteles en Colombia”, añade.
Ahora bien, el gran telón de fondo sobre el que se plantean estos retos es una cobertura de internet deficiente en buena parte de las regiones que impide, por ejemplo, posicionar a Colombia como un destino competitivo de cara a los nómadas digitales.
Mercado doméstico y otros desafíos

Los expertos consultados también mencionaron retos como la necesidad de reactivar el mercado doméstico con incentivos a la demanda, como la reducción del IVA a tiquetes aéreos y alojamiento y campañas de promoción enfocadas en las principales ciudades.
También hay inquietudes por el encarecimiento injustificado de los precios de tiquetes y servicios gastronómicos, lo que hacer perder competitividad al destino “y mata al mercado nacional”, apuntó Howard. Es clave trabajar en productos turísticos diferenciados y hacer un mayor esfuerzo en implementar los estándares de calidad, que se dejaron formulados en la primera parte del gobierno.
Según la visión de Arturo Bravo, estos sellos de calidad serían la garantía de respaldo de un prestador que hoy no ofrece el RNT. La escasa formación y el bilingüismo también es un desafío estructural de país que afecta directamente la competitividad de la industria. Para el profesor y consultor, Manuel Leguizamón, el principal desafío del país es mejorar la estadía y el gasto turístico que realiza el turismo internacional. Como están planteadas las cosas hoy, para reemplazar la economía fósil se requerirían al menos 18 millones de turistas.