Un estudio de la agencia Moody’s analizó las tendencias y oportunidades del sector en medio de la recuperación. En su informe, se enfocó en panorama que enfrentará el turismo en el futuro cercano y cómo se moverá para mercados como América Latina y el Caribe.
A pesar de la desigualdad en el proceso de recuperación, los nuevos cierres y las implicaciones desconocidas de la variante ómicron, las perspectivas para el sector de los viajes en América Latina y el Caribe en 2022 son buenas. El estudio de Moody’s asegura que las tasas de infección en la región seguirán disminuyendo, mientras que las vacunas acelerarán los mercados; como consecuencia, se verá una demanda de viajes reavivada que persistirá el próximo año.
Asimismo, Moody’s asegura que los complejos turísticos y costeros de lujo en México y el Caribe lideran la recuperación hoy en día; no obstante, la competencia se endurecerá a partir de 2022. De cualquier forma, se prevé que la inversión para las empresas de alojamiento y operadores de cruceros se mantenga sólida hasta 2024.
Frente al comportamiento de los vuelos y las aerolíneas, el estudio concluye que habrá una aceleración en el crecimiento de las aerolíneas que operan en América Latina y el Caribe, gracias al incremento de vuelos directos y rutas que conectan a ciudades europeas con destinos turísticos de la región. Además, de una operación más eficiente como consecuencia de la pandemia. De hecho, muchas de estas compañías migraron al modelo de bajo costo para recortar los gastos durante la crisis y, a su vez, se han preparado para acelerar su crecimiento. Gracias a esto, pueden expandirse más rápidamente.
A pesar del panorama, Moody’s considera que, en la gran mayoría de los casos, los niveles de tráfico no volverán a los niveles de 2019 hasta 2023-24. La fuerza y la velocidad de la recuperación dependerán de la duración de las restricciones de viaje, que pueden extenderse o reintroducirse a partir de nuevas variantes de coronavirus e influidas por las tasas de vacunación.
Finalmente, desde el punto de vista de financiación, la exposición limitada de los bancos latinoamericanos al turismo será manejable y un repunte constante reduciría los costos crediticios. El riesgo de préstamos problemáticos y nuevas necesidades de aprovisionamiento se verán reducidos por la recuperación del turismo; sin embargo, un aumento en las infecciones aumentaría la morosidad de los préstamos y obligaría a los gobiernos a extender el apoyo más allá de 2022.