En el marco de su participación en el Congreso Nacional de la Hotelería, en Barranquilla, el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, se refirió a las apuestas y retos turísticos del departamento.
En materia de turismo vacacional, Atlántico y Barranquilla no son ni Magdalena ni Santa Marta, ni Bolívar ni Cartagena, pero, sin duda alguna, pueden aprovechar todo el potencial y tráfico que implica estar en medio de estos “dos gigantes turísticos”. Esto lo tiene perfectamente claro el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa.
“Hemos descubierto que hay un tránsito entre Cartagena Santa Marta y que nuestro departamento tendría un potencial, pero ese potencial no lo podríamos desarrollar si no impulsamos una serie de obras que, de una u otra manera, nos ayuden a convertirnos en un destino turístico”, apunta de la Rosa.
El gobernador se refirió a espacios como el Muelle 1888 en Puerto Colombia y a la gran apuesta por las actividades acuáticas, particularmente el kite surf, en Salinas del Rey, que se ha convertido en uno de epicentros más importantes de este deporte a nivel mundial. Así lo permite las condiciones naturales de mar y viento, pero también la infraestructura que se ha desarrollado en torno a este nicho. “La gente de todas partes del mundo dedicados a este deporte están comprando apartamentos que se están construyendo en la zona”, reveló el mandatario regional.
La erosión y el chicharrón
Aunque suene curioso, dos de los desafíos mencionados por Verano de la Rosa tienen que ver con el proceso de erosión costera en la zona de Santa Verónica y el caos y desorganización que se genera cada año en el municipio de Baranoa en el muy visitado Festival del Chicharrón, al que se le suma la yuca como pareja inseparable.
Según Verano de la Rosa, la erosión costera en esta población del municipio de Juan de Acosta ha hecho perder cerca de 20 metros de playa “y esto cambió la estructura económica del propio Santa Verónica, que es un emporio de riqueza turística”. Para ello se desarrolla un proyecto que apunta a mitigar definitivamente la erosión costera, recuperar 10 metros de playa y, de paso, a Santa Verónica como punto estratégico de turismo.
En el caso de Baranoa, el éxito de un espacio gastronómico popular como el Festival del Chicharrón le exige a la administración territorial tomar cartas en el asunto, dado su crecimiento espontaneo y exponencial. “Creo que cada vez lo vamos a tener que hacer de una manera más ordenada, porque se nos salió de las manos. Son, por lo menos, unos 50 restaurantes un poco rudimentarios que se llenan de una manera descomunal. Fueron miles de carros que llegaron y realmente no tenemos los suficientes parqueaderos”, comentó el gobernador.
La idea, según comentó, es adquirir un predio para construir parqueaderos y, eventualmente, una infraestructura tendiente a un centro gastronómico popular, “pero ya con una facilidades cada vez más ordenadas”. Lo anterior es clave, toda vez que por esa zona va a pasar una doble calzada y requiere tener en cuenta espacios de este tipo. “Tenemos que hacer un replanteamiento urbanístico de la zona”, apuntó.
El turismo es transversal y el presupuesto también
Para Verano de la Rosa también es claro que el turismo depende en gran medida de otros sectores, con lo cual, no se trata un proyecto, sino de proyectos; proyectos relacionados con vías, servicios públicos, alcantarillado en todos y cada uno de los puntos estratégicos y, en general, infraestructura. “La infraestructura es la base de una experiencia turística exitosa”, apuntó.
En ese sentido, el presupuesto del turismo del departamento no es precisamente abultado —aproximadamente 5.000 millones de pesos—, pero, para el gobernador, “no es la plata que tengamos para turismo, es que la estructura que tenemos para construir turismo está en el presupuesto de cada uno de los rubros, por ejemplo, vías, alcantarillado, etc.”.
