El Grupo Piñero reabrió el 18 de diciembre su hotel Bahia Principe Grand El Portillo, en República Dominicana, tras una reconceptualización inspirada en el mar y una remodelación de sus áreas comunes que supuso una inversión de 10 millones de dólares.
La reapertura de este emblemático establecimiento, que celebrará el próximo año su vigésimo aniversario en la región de Samaná, se produce tras una remodelación de sus áreas comunes y un rediseño que ha seguido los ejes estratégicos de la compañía en torno a la innovación, digitalización y sostenibilidad.
Según destacó el Grupo Piñero, la inversión de 10 millones de dólares, además de visibilizar su política de reinversión, pone de manifiesto el compromiso por continuar aportando valor al sector turístico y, en concreto, su firme apuesta por fomentar y promocionar el destino de Samaná, así como contribuir con el desarrollo de la comunidad local.
Inspirado en el mar
Situado en uno de los enclaves más atractivos de la península de Samaná y junto a uno de los pueblos más pintorescos del país, Las Terrenas, la reconceptualización de Bahia Principe Grand El Portillo tomó como hilo conductor el concepto “Espejo del Mar”. De ahí que cada una de sus zonas comunes busque transmitir a los huéspedes los colores y la luz característica del entorno marino a través de las texturas y materiales utilizados.
“En Grupo Piñero mantenemos un firme compromiso con ofrecer a nuestros huéspedes experiencias únicas y emocionantes a través del desarrollo de espacios diferenciales que contribuyan a generar recuerdos inolvidables de sus estancias en nuestros establecimientos. En esta ocasión, hemos querido reforzar el vínculo del hotel con su entorno para que los clientes saboreen el mar en estado puro”, explicó Isabel Piñero, vicepresidenta de Comunicación y Responsabilidad Corporativa de Grupo Piñero.
Finalmente, además del nuevo diseño, la oferta gastronómica es otro de los atractivos del establecimiento. El resort cuenta con seis restaurantes, cada uno de ellos reflejo de distintos mares, y que se complementan con ocho bares. A estos servicios de restauración, se suman otras instalaciones como dos piscinas con excelentes vistas al océano, tumbonas de agua y bares húmedos, una zona de spa con tratamientos inspirados en el océano, parque acuático para niños y teatro para convenciones y eventos, además de un sinfín de actividades que conectan a los huéspedes del hotel con el mar.