Venecia está más cerca de convertirse en una especie de museo a partir de julio del 2022. Para hacer frente al masivo e insostenible turismo que llega a la ciudad, se tomó la determinación de requerir una reserva y una tarifa de acceso para aquellos que quieran visitarla.
Tras años de debates y rumores, la municipalidad finalmente tomó la decisión de introducir límites de entrada a la ciudad. A partir del verano del próximo año, se establecerán cuantías máximas diarias y una serie de limitaciones de acceso.
De esta forma, Venecia se convierte en la primera ciudad del mundo con entrada limitada y pago. Bajo esta nueva modalidad, se instalarán protones eléctricos en los puntos de acceso de la ciudad, que verificarán la reserva y pago de la visita.
Los valores de ingreso variarán de 3€ a 10€ dependiendo lo concurrido que esté la jornada. Aunque por el momento no se han terminado de definir las excepciones, se sabe que quedarán exentos los trabajadores y residentes de la región de Véneto; los turistas que se alojen en los establecimientos hoteleros de la ciudad; los niños menores de seis años; y los familiares hasta el tercer grado de residentes.
En el mes de septiembre se comenzarán a realizar unas pruebas con los torniquetes y el sistema en general en la isla del Trochentto, donde se ubica el comando de la policia local.
Cabe recordar que la decisión de imponer la entrada restringida a Venecia ocurre semanas después de que se prohibieran que los grandes cruceros pasen por delante de la plaza de San Marcos y del canal de Giudecca. Ambas decisiones se toman para evitar que la ciudad caiga en la lista negra de sitios en peligro de la Unesco.
Venecia es visitada cada año por 28 millones de turistas, el doble de los que está en condiciones de recibir. Cada día son menos los residentes y más los visitantes. En 1961, Venecia estaba habitada por 137.150 personas; en este 2021 la cifra de residentes está por debajo de 51.000.