Pocos lugares en Colombia pueden contar en su inventario turístico atractivos tan disimiles y extraordinarios como los del territorio huilense. Por estos caminos escarpados, áridos, verdes y ancestrales, un grupo de agentes de viajes se aventuró a conocer los productos turísticos en el marco de un fam trip organizado por Anato, Fontur y la Gobernación del Huila, con el liderazgo de Corposanagustín.
Durante cuatro días, 15 profesionales del turismo provenientes de Bogotá, Pereira, Armenia, Cúcuta, Santa Marta, Cartagena, Medellín, Cali, Pasto y Riohacha recorrieron el departamento de norte a sur, siempre bajo la senda imperdible de río Magdalena y la operación de la agencia receptiva Iván Tours Colombia, una de las once empresas asociadas en la organización local de empresarios Corposanagustín.
El recorrido por el Huila fue el último de una serie de viajes de familiarización organizados por Anato y Fontur en 2021 por varias regiones del país, con miras a promocionar los destinos nacionales y que las agencias de viajes participantes pudieran conocer el producto e incorporarlo a sus portafolios, tanto para el mercado nacional como para los mayoristas internacionales interesados en la naturaleza y cultura colombiana.
Rueda de negocios
Por tal razón, la estrategia contempló siempre la realización de una rueda de negocios con empresarios locales, principalmente hoteles y operadores, que ampliaron el espectro de atractivos conocidos en el recorrido de cuatro días. En esta ocasión el encuentro tuvo lugar en el municipio de San Agustín y contó con un protagonismo de varios emprendimientos consolidados en la zona sur del departamento, entre otras iniciativas que buscan aprovechar la naturaleza montañosa y recurso hídrico de la región.
De la Tatacoa a San Agustín
La fortuna del turismo en el Huila radica en que sus dos principales atractivos se encuentran en los extremos norte y sur: el Desierto de la Tatacoa y el Parque Arqueológico San Agustín. Así las cosas, una visita a ambos escenarios exige atravesar todo el territorio, desde el calor abrasador de Neiva y el municipio de Villavieja, hasta el clima templado, para algunos frío, de San Agustín. El tránsito entre ambos puntos es, además, un agradable camino prolífico en paisajes por cuenta del río Magdalena en su curso entre las cordilleras Central y Oriental.
Los planes, por lo general, arrancan en Neiva y contemplan un city tour por el malecón para apreciar el magistral monumento a la Cacica Gaitana del escultor Rodrigo Arenas Betancourt y el monumento al mohán, del maestro Emiro Garzón. Los turistas pueden alojarse en la misma capital, ya sea en el emblemático hotel Neiva Plaza justo al lado de la catedral, en el más moderno GHL Style o directamente en Villavieja, una histórica población situada a menos de una hora por carretera y puerta de entrada al Desierto de la Tatacoa.
Los planes sugeridos, de hecho, contemplan una noche en el municipio para recorrer sus calles, conocer el malecón (¡del río Magdalena por supuesto!), la planta de cerveza artesanal, la Capilla Santa Bárbara y uno de los museos paleontológicos de la zona. A su vez, dentro del desierto las opciones de alojamiento no escasean. Desde el reconocido Bethel Bio Luxury Hotel, hasta hostales y zonas de camping a precios muy económicos, que cuentan con servicios de baño y duchas.
Paisajes de Tatacoa
Cabe recordar que el Desierto de la Tatacoa es una zona protegida por la Corporación Autónoma del Alto Magdalena (CAM) bajo la figura de Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI). En la práctica, significa que hay una delimitación de zonas de amortiguación y protección, así como corredores habilitados para actividades turísticas. La comunidad, de hecho, ha participado activamente de esta organización, primero con la adecuación de sus fincas y viviendas para recibir a los visitantes, y posteriormente, como protectores del territorio y la fauna. Así ocurrió, por ejemplo, con las iguanas , que con el tiempo dejaron de ser parte del menú local.
Así lo explica José Antonio Torrejano, de la agencia operadora Tatacoa Viajes y Turismo y experto en el destino. Torrejano cuenta que en un principio los viajeros arribaban a la Tatacoa por motivos científicos, ya que la zona es de una excepcional riqueza paleontológica; posteriormente por interés astronómico y finalmente, como ocurre hoy, por turismo recreativo, con el ánimo de disfrutar de uno de los entornos más excepcionales que tiene Colombia, con sus cárcavas rojas y grises, pobladas de cactus, cabras y otros especímenes.
Paisajes de Tatacoa
La astronomía, sin embargo, es todavía uno de los principales motivos de visita a este árido paraíso huilense y no era para menos. La Tatacoa está certificada por la Fundación Starlight como un espacio de excelente calidad para la observación del firmamento, además de un ejemplo de protección y conservación, una característica necesaria para recibir esta importante acreditación que la pone en el mapa mundial del astroturismo.
La particularidad de la Tatacoa es que, al ser el único “destino Starlight” situado en la zona ecuatorial, solo allí es posible avistar las constelaciones de los dos hemisferios, lo que no ocurre en destinos tan importantes para el astroturismo mundial como el desierto de Atacama en Chile.
Paisajes de Tatacoa
No en vano en el lugar funcionan tres observatorios astronómicos –dos privados y uno municipal- que cada noche se abarrotan de turistas para escuchar a los astrónomos expertos, escrutar el firmamento en modernos telescopios y sentir la fascinación que causa avistar los cráteres de la luna o distinguir con los propios ojos los anillos de Saturno.
Así las cosas, para Torrejano, guía profesional de turismo, lo mínimo para disfrutar del destino son dos noches y tres días. En este plan básico se conoce Villavieja, se aprecia el firmamento y se recorre el desierto en tres circuitos (laberintos del Cuzco, Los hoyos o el Valle de los Xilopalos). También es posible parar en lugares de venta de artesanías y productos a base de leche cabra, cactus y sábila.
Camino al sur: Gigante, Garzón y La Jagua
El camino hacia el sur del Huila está lleno de sorpresas y una de ellas está en la jurisdicción del municipio de Gigante, casi exactamente en la mitad del departamento. Se trata de la Montaña La Mano del Gigante, un espectacular mirador que empezó hace unos años con la adecuación de una plataforma en forma de mano para que los turistas posaran para una foto con la represa El Quimbo en el horizonte. Como este mirador hay seis más en la zona (La Morra y el Balcón del Huila son dos).
El éxito de este parador turístico, al que se accede en jeeps desde la carretera principal –o en vehículo propio- en un recorrido de más o menos 20 minutos, ha sido tal que alrededor de “la mano” hoy funciona un restaurante típico, una cafetería, una heladería, una tienda de artesanías y dos nuevas atracciones: el columpio del arcoíris y el atrapasueños, este último un poco más arriba en la montaña.
Continuando el camino, bien vale la pena parar un momento en la plaza central de Gigante y conmoverse un poco con la lamentable caída de la llamada “Ceiba de la libertad”. Plantada en 1851 por orden del presidente José Hilario López para celebrar la abolición de la esclavitud, el enorme árbol se desplomó el año pasado tras vivir 170 años, sin embargo, sus habitantes han convertido sus enormes troncos en objeto de decoración navideña. También en zona rural de Gigante se encuentra la Hacienda Santa Rosa, una de las primeras en sembrar café en la región y que hoy ofrece planes cafeteros y de agroturismo.
Paisajes de Tatacoa
El municipio de Garzón, por su parte, a 40 minutos de Gigante, esconde otra de las sorpresas de trayecto: el centro poblado de La Jagua, que por estos días se ha convertido en un pesebre viviente en el marco del proyecto “La Jagua es un pesebre”. El centro poblado, situado a pocos minutos de Garzón, tiene 481 años de historia y ofrece un entorno de tranquilidad en medio de casas antiguas, ideal para pasar la tarde, cenar en la noche en el restaurante El Portal del Ángel y asombrarse un poco con las historias de brujas atribuidas a la centenaria población.
Paisajes de Tatacoa
Pero La Jagua también es epicentro de artesanías de fique elaboradas por laboriosas mujeres locales y el lugar de residencia de un maestro escultor de connotación nacional: Emiro Garzón. El peculiar artista suele abrir las puertas de su enorme casa taller a los visitantes interesados en conocer su prolífica obra, enterarse de primera mano de sus creaciones en curso y, por qué no, adquirir algunas de las piezas que con suerte aún no se han vendido.
San Agustín, la joya de la corona
Luego de un trayecto de dos horas y media desde Garzón se llega a San Agustín, no sin antes hacer una breve parada en el Cañón del Pericongo -jurisdicción del municipio de Timaná- para apreciar una vertiginosa panorámica y, posteriormente, bordear tímidamente el municipio de Pitalito. A esta altura del viaje el paisaje se ha tornado más frondoso y el aire más fresco: son las inmediaciones de Macizo Colombiano o nudo de Almaguer, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1979 bajo el nombre de Cinturón Andino.
San Agustín se recuesta sobre la parte nororiental de este ecosistema único en el mundo, en donde nacen los cinco ríos más importantes de Colombia: Magdalena, Cauca, Caquetá, Putumayo y Patía. De hecho, una de las atracciones más valoradas es la visita al Estrecho del río Magdalena, situado a escasos 23 kilómetros de su nacimiento y en donde el cauce del río más importante del país se reduce a escasos dos metros sin perder si potencia ¡precaución! No se acerque mucho a las orillas ni se lo ocurra probar sus habilidades de salto.
A la agreste naturaleza y sus caminos escarpados, ideales para desplazarse en chiva, se le suman los escenarios de interés arqueológico, que son varios y de clase mundial. En esta propuesta en particular los agentes de viajes conocieron dos: el Parque Arqueológico de San Agustín, declarado por la Unesco como Patrimonio Mundial Cultural en 1995; y El Tablón La Chaquira, un monumento tallado en piedra situado al borde del cañón del Magdalena de singular valor ritual. A este paraje espectacular se puede acceder desde el casco urbano de San Agustín en un agradable paseo a caballo apenas de 40 minutos.
El Parque Arqueológico de San Agustín, por su parte, está a diez minutos del casco urbano y es considerado el mayor conjunto de monumentos religiosos y esculturas megalíticas en América del Sur. En rasgos generales, se trata de un gran cementerio ritual destinado a las personas más importantes de una cultura desaparecida y desconocida que tuvo su auge entre el año 1º y 900 de nuestra era.
Paisajes de Tatacoa
¿Cuál fue el destino de este pueblo perdido en la historia? ¿Por qué dejaron de construir sus estatuas? ¿Qué significado esconde su simbología ancestral? ¿Qué relación tienen con los pueblos nativos de la actualidad? En resumen ¿Quiénes fueron estos escultores magistrales y qué fue de su suerte? Algunas de estas preguntas tienen una respuesta clara y otras están cubiertas aún, quizás para siempre, por el velo del misterio. Tres recomendaciones: visitar el destino con los ojos de la curiosidad y los oídos abiertos; contar con el acompañamiento de un guía carismático, preciso y pleno de conocimiento; y llegar temprano para alcanzar a recorrer los siete puntos del parque.
Por lo demás, el destino se encarga de garantizar satisfacción. A la calidez humana del huilense se suma un pueblo encantador y una amplia oferta hotelera para todos los gustos, tanto en el casco urbano como en la zona campestre. Visitar San Agustín es también una oportunidad para apreciar la cultura huilense, con el Sanjuanero como punta de lanza y el asado huilense como plato fuerte; pero también del universo andino y su música, ya que por su ubicación geográfica San Agustín tiene amplias semejanzas culturales con el vecino departamento del Cauca.
El grupo de profesionales del turismo se alojó en los hoteles Estorake Hotel Campestre, Huaka-yo y San Agustín Internacional. A nivel gastronómico, se visitaron los hoteles El Triunfo Hotel Campestre, Casa Tarzán y Alto de los Andaquíes Hotel, afiliados todos a la asociación de empresarios locales Corposanagustín, además del muy destacado Monasterio San Agustín Hotel Boutique. Finalmente, para regresar a la capital del país no es necesario emprender el recorrido de vuelta. Basta desplazarse al aeropuerto Contador de la ciudad de Pitalito (a menos de una hora) y tomar el vuelo 8903 de Satena con destino al Puente Aéreo del aeropuerto El Dorado (T2).