La escena del tango y el turismo en la capital argentina volvió a recibir por estos días a uno de sus productos más destacados. Luego de 20 años con el telón cerrado, Casablanca reabrió sus puertas en San Telmo el pasado 21 de enero, con un espectáculo de clase mundial. Un auditorio de 120 personas, entre agentes de viajes, organizadores de eventos y periodistas, disfrutaron de este inicio de temporada.
La esperada Avant première no pasó desapercibida en los círculos turísticos y conocedores de este género musical en Buenos Aires y no era para menos. Casablanca está ubicada enBalcarce 668 (o “la calle de la música”) en el casco histórico de San Telmo y es recordada por ser una de las pioneras y principales casas de tango que vivieron su apogeo a fines de los años 60 y que brillaron durante décadas.
Todo este esplendor y elegancia volvieron con un show “elegante, sofisticado y visualmente muy bello”, pensado tanto para los turistas que llegan al destino a disfrutar de uno de sus atractivos mejor posicionados (la famosa cena-show de tango), como para los locales que quieran redescubrir la identidad rioplatense. Así lo explicó Lilian Carcavallo, propietaria de este espacio, además de productora y directora general del espectáculo.
“Por acá pasaron los más grandes, esto es un templo del tango”, afirma la propietaria, que no llegó a esta posición de casualidad. Carcavallo pertenece a una familia de empresarios teatrales: su tío abuelo, Pascual Carcavallo, estuvo al frente del Teatro Alvear y su padre se dio el gusto de presentar a Carlos Gardel en su última actuación en Buenos Aires.
Se trata de una propuesta artística con un impactante despliegue escénico que busca ratificar al tango en Buenos Aires como el producto turístico por excelencia. No en vano, para su apertura este recinto -considerado de Interés Cultural por el gobierno porteño- fue restaurado respetando su estética original y cuidando hasta el más mínimo detalle de su ambientación, lo que la convierte en “la casa de tango con más glamour de Buenos Aires”, asegura Carcavallo.
A ello contribuye, entre otros detalles, un magnifico piano blanco, centro del espectáculo, en el que se toca, a modo de introducción, los acordes del tema principal de la película Casablanca, de 1942. Es el punto de partida para lo que vendrá: un gran despliegue escénico que pone de manifiesto el virtuosismo de un grupo de jóvenes y talentosos artistas.
Con capacidad para 300 personas y los servicios gastronómicos del vecino café Molière las funciones en Casablanca se realizarán los viernes, sábados y domingos a las 21 horas. Pero no es todo. Luego habrá clases de tango y más tarde milonga para los que se quieran quedar a bailar.
“Estamos muy esmerados en tener un producto realmente exquisito para los turistas”, concluyó Carcavallo al cierre de la primera noche de lo que promete ser una exitosa temporada y el renacer de lugar de peregrinaje para los visitantes de la capital argentina.