Luego de que la variante omicron detuviera levemente la recuperación de la industria aérea global y particularmente la europea, un nuevo e inesperado golpe jalonará definitivamente a la baja las cifras de la IATA: el cierre reciproco del espacio aéreo entre Rusia y 32 países de Europa.
Se trata de las obvias consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania que por estos días tiene en vilo al mundo. El primer golpe lo asestó la Unión Europea al prohibir, el pasado domingo, la circulación de aviones rusos sobre su espacio aéreo, incluidas aeronaves privadas registradas en ese país. A esta medida le siguió el cierre del espacio aéreo de Rusia a los aviones de los países de la UE, Reino Unido, Noruega, Islandia, Canadá y Albania. Durante esta semana se esperan nuevos cierres.
La medida no solo afecta a las transportistas rusas, incluida la aerolínea más importante, Aeroflot, sino a buena parte de las líneas europeas y norteamericanas en su tránsito a varios países de Asia, ya que no podrán sobrevolar los cielos de la Federación Rusa. Rutas transcontinentales como las de la australiana Qantas o las conexiones de carriers europeas y norteamericanas entre Reino Unido e India, por ejemplo, tendrán más tiempo de vuelo, con los consecuentes sobrecostos operativos.
Según informó la IATA en enero pasado, los operadores aéreos europeos experimentaron una disminución del tráfico del 67,6 % en 2021 en comparación con 2019. En diciembre pasado, el tráfico cayó un 41,5 % en comparación con diciembre de 2019, una mejora con respecto a la caída interanual del 43,5 % en noviembre. En la medida en que se prolonguen estos cierres aéreos y escale el conflicto armado entre las dos naciones eslavas, con la OTAN en el trasfondo, la afectación de la industria aérea europea y global sufrirá también.
¿Se afecta el turismo emisivo hacia Europa?
Aunque el panorama de esta nueva guerra europea parece lejano y en el mercado local nadie quiere pensar en afectaciones al turismo internacional –especialmente en momentos en que la pandemia parece ir quedando atrás– la realidad es que el sector de viajes suele ser particularmente sensible a las situaciones de seguridad, así estas impliquen meramente un asunto de percepción.
Eso es lo que ha venido ocurriendo con varios mayoristas que trabajan con el destino Europa y hoy ven cómo a las eventualidades de la pandemia se han sumado las de la guerra. “Ha sido inevitable que esto no trascienda a los clientes que tenían una intención de viaje a Europa, Turquía, Egipto, Jordania o cualquier parte de Europa y Oriente. Nosotros ya contábamos con un buen número de pasajeros y lastimosamente hemos tenido cancelaciones”, afirmó Pilar Cruz, gerente Comercial de Turismo al Vuelo.
Alirio Montenegro, de Montenegro Travel, aseguró que, a la fecha, los circuitos del Anillo de Oro (Vladimir, Suzdal, Kostroma, Yaroslavl, Rostov-Veliky, Pereyaslavl-Zalessky y Sergiev Posad), así como Nóvgorod y las joyas de Moscú y San Petersburgo, se mantienen vigentes a partir de abril; mes que marca el inicio de temporada en esta gélida región del mundo. Sin embargo, el agente de viajes aseguró que ya se presentó el aplazamiento de un grupo para un circuito europeo tradicional, precisamente por los temores que desató el conflicto armado.
Rusia, o para ser más exactos, Moscú y San Petersburgo, son dos joyas culturales, históricas y arquitectónicas sin comparación en el mundo. Aunque no son destinos masivos ni recurrentes para los turistas latinoamericanos, hoy en día, gracias a los vuelos de Turkish Airlines hacia Estambul, algunos mayoristas colombianos ofrecen circuitos combinados de Turquía y Rusia, que podrían resultar afectados si la situación escala.
Aún es temprano para decirlo y el mundo entero, incluidos los operadores y mayoristas que trabajan con los destinos europeos, esperan que la situación no se agrave por el bien de la humanidad y, por supuesto, del turismo.