Turismo mundial padece la guerra en Ucrania

Con diferentes grados y niveles de afectación, pero nunca ajeno por completo a la geopolítica, el sector turismo mundial empieza a sentir el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania.

Pareciera una mala pasada del destino que, justo cuando la reactivación de los viajes se acercaba a los números de 2019, luego de dos años de crisis e incertidumbre, una nueva externalidad, de muy diferente naturaleza, apareciera en el mapa de la geopolítica mundial. Pero así está ocurriendo y hoy la industria turística padece una nueva causal de miedo e incertidumbre por cuenta de la situación bélica en el nororiente de Europa.

Aunque todavía es temprano para determinar cuál será el tamaño de la afectación de este viejo conflicto –remanente de la Guerra Fría– al acercar el foco a algunos mercados aparecen testimonios de cancelaciones de programas trasatlánticos, pero sobre todo, el impacto de la ausencia de los turistas rusos; un país que antes de la pandemia enviaba al mundo más de 30 millones de viajeros anuales, según informes de Global Data.

Un emisivo que se cierra

Con el cierre reciproco del espacio aéreo entre la Federación Rusa y más de 35 países occidentales las consecuencias para el turismo receptivo son apenas evidentes. La firma Mabrian dio a conocer un Top 20 de los países con más dependencia turística de Rusia. El informe fue elaborado a partir de datos de capacidad aérea y número de asientos en vuelos programados desde Rusia para los próximos seis meses, desde el 24 de febrero. Turquía se situó en el primer lugar con casi dos millones de sillas, seguida de Ucrania, Uzbekistán, Emiratos Árabes (781 mil sillas), Tayikistán, Armenia y Alemania (552 mil sillas). También figuran Grecia, Egipto, Italia, Estados Unidos (202 mil sillas), Francia, Reino Unido, Países Bajos y España (123 mil sillas). Hoy, todos estos números se han desvanecido, con la consecuente afectación a una cadena turística que tenía la esperanza de nutrirse de este flujo. 

Al respecto, Carlos Cendra, director de Sales & Marketing en Mabrian, señaló: “Turquía y Grecia son dos destinos turísticamente importantes en el sur de Europa y, a la vez, son de los más dependientes del mercado ruso. Es posible que éstos, en las próximas semanas, tengan que incrementar sus esfuerzos por captar turistas de otros mercados, generando mayor competencia y bajada de precios para contrarrestar una eventual disminución del turismo procedente de Rusia”.

Miles de turistas rusos y ucranianos quedaron varados en República Dominicana a causa de la guerra

Pero las consecuencias de la guerra tocan también a tierras latinoamericanas, concretamente a República Dominicana y el Caribe Mexicano, en donde los turistas de ese país son valorados por su alto gasto y estadías prolongadas.

En noviembre pasado, por ejemplo, Aeroflot regresaba al aeropuerto de Cancún después de siete años de ausencia, con 325 rusos a bordo ansiosos de sol caribeño. Hoy, los hoteleros mejicanos ya no cuentan con los 75 mil rusos y 20 mil ucranianos que esperaban este año. La situación no es diferente en República Dominicana, que recibió 183.700 rusos en 2021 (el 85% de los que llegaban antes de la pandemia) y 89 mil ucranianos, según datos del Banco Central. Solo en enero, los viajeros de ambas naciones sumaron 63 mil llegadas a las costas dominicanas. Y aunque se trate de mercados que en el panorama general pueden reemplazarse, en el camino quedan afectadas múltiples empresas que dependían de este movimiento de pasajeros.

Miedo, educación y geografía

A esta afectación directa su suman las derivadas de la “percepción de seguridad” que, en materia de turismo, es en muchas ocasiones la que cuenta. Medios europeos especializados informaron que luego de la invasión a Ucrania, los agentes de viajes han reportado una tendencia combinada entre aplazamientos de viajes en Europa y planes que se mantienen intactos.

Mientras agencias de viajes de alta gama reportan cero cancelaciones, otras de carácter más masivo sufren la retractación de pasajeros para viajar a destinos que nada tienen que ver con la zona de conflicto. Se han reportado cancelaciones de programas por España y Portugal, con el argumento de que los pasajeros no se sienten seguros en países de la OTAN. Madrid, sin embargo, se encuentra a 3.300 kilómetros de Kiev. Es como si un pasajero cancelara un viaje a Bogotá por una situación de conflicto en Ciudad de México.

Aun así, algunas mayoristas colombianas consultadas por este medio también manifestaron sufrir la misma situación en programas tradicionales por el Viejo Continente. Lo propio ocurre en Estados Unidos, en donde una investigación de MMGY Global reveló que el 62% de los estadounidenses dice que la guerra en Ucrania afecta sus planes de viajar a Europa. Se trata, en muchas ocasiones, de un asunto de geografía y educación. 

Sector aéreo afectado

Sin embargo, los efectos de la guerra son bastante reales para las aerolíneas, que hoy ya sufren el inusitado aumento de los precios del petróleo. En el hemisferio norte, por ejemplo, la invitación es a comprar ya los boletos aéreos para el verano, antes de que se disparen las tarifas, lo que, según algunos expertos, podría reflejarse en un periodo de tres y cuatro meses.

“Cuando hicimos nuestro pronóstico financiero de la industria el otoño pasado, esperábamos que la industria perdiera US$ 11,6 mil millones en 2022 con el combustible para aviones a US$ 78 por barril y el combustible representando el 20% de los costos. Desde el 4 de marzo, el combustible para aviones se cotiza a más de 140 dólares el barril. Absorber un golpe tan masivo en los costos justo cuando la industria está luchando por reducir las pérdidas causadas por la crisis de dos años del covid-19 es un gran desafío”, afirmó Willie Walsh, director general de la IATA.

Por otra parte, el cierre del espacio aéreo ruso con más de 35 países también está afectando a las grandes aerolíneas que operan vuelos entre Europa y Asia. Aunque las compañías han desestimado la gravedad del impacto, esta semana se revelaron algunas afectaciones puntuales: United suspendió dos rutas a India; Finnair recortó su servicio en Asia y All Nippon Airways suspendió los vuelos a Londres y París. Ninguna de estas aerolíneas planeaba a principios de este año sufrir nuevas afectaciones operativas por una externalidad diferente a la pandemia.

¿Turismo en boicot?

En general, el año de la recuperación para múltiples empresas de turismo de alcance mundial se ha convertido –por fuerza de la guerra– en una impensada situación de boicot al gobierno de la Federación Rusa. Los casos no son pocos.

En el sector aéreo, las GDS Amadeus, Sabre y Travelport suspendieron las reservas de Aeroflot, mientras que las aerolíneas Delta y Alaska Airlines frenaron las asociaciones con sus pares rusas. Por su parte, los fabricantes Airbus, Boeing y Bombardier cancelaron servicios técnicos y de suministro de piezas, lo que a futuro, y de mantenerse, pondría en peligro la industria aérea de ese país. 

De otro lado, Booking, Expedia y Airbnb suspendieron reservaciones en el país; TUI suspendió sus excursiones; y las tarjetas de crédito de Visa, Master Card y American Express emitidas por bancos rusos quedaron sin funcionamiento. En el sector hotelero Accor, Hilton, IHG, Marriott y Hyatt frenaron futuras inversiones, pero los hoteles propiedad de terceros se mantienen abiertos. Las navieras Carnival y Norwegian Cruise Line suspendieron sus itinerarios en Rusia.

Estas son solo algunas de las compañías y marcas de la industria de viajes que han suspendido parcial o totalmente sus operaciones o servicios en el país más extenso del mundo, habitado por más de 144 millones de personas.

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