Los atractivos turísticos del Guaviare se sitúan, en su mayoría, en los terrenos de la Serranía de La Lindosa, un área de 28.000 hectáreas a la que se accede desde la capital del departamento en tiempos de desplazamiento inferiores a dos horas.
Con 54.000 kilómetros cuadrados, el departamento del Guaviare es enorme y biodiverso, sin embargo, su oferta actual turística se sitúa en la zona norte, en la jurisdicción del municipio de San José del Guaviare, sobre el río del mismo nombre en la frontera sur del departamento del Meta.
En esta área de transición entre la Orinoquía y la Amazonía se erige la Serranía La Lindosa, una zona geográfica que, junto con la Sierra de la Macarena y la Serranía del Chiribiquete, marca el inicio del Escudo Guayanés; una antiquísima estructura geológica que se extiende hasta Venezuela con sus particulares afloraciones rocosas, de variadas formas y tamaños.
En este territorio, de exuberante vegetación, fauna diversa e historia milenaria, se concentran los atractivos naturales, culturales y geológicos del Guaviare. Son, por ahora, cerca de 30 experiencias preparadas para recibir visitantes nacionales e internacionales, todas manejadas por empresas locales.
Arnoldo López, del operador Plica Travel, explica que, precisamente por estas particularidades geológicas, buena parte de la oferta turística del Guaviare gira en torno a la apreciación de estos peculiares afloramientos rocosos. Es el caso de la Puerta de Orión, los Túneles Naturales o los Pozos Naturales, en donde la geología se combina con el agua para ofrecer un excepcional escenario de baño.
Sobre esta geografía casi que surreal, pueblos nativos hoy ocultos en lo profundo del pasado dejaron plasmada su impronta artística con toda suerte de pinturas rupestres. Son tres lugares en donde los visitantes del Guaviare pueden deleitarse con estos inusuales lienzos: Cerro Azul, Nuevo Tolima y Raudal del Guayabero (Angosturas II).
A diferencia de décadas pasadas, estas pinturas, conservadas por milenios sobre la antigua roca del Escudo o Macizo Guayanés —las estimaciones llegan hasta los 12.000 años— son resguardas por la comunidad de San José y estudiadas ampliamente por los expertos en la materia, entre ellos el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH).
Así las cosas, geología y pinturas rupestres conforman un inventario de escenarios bastante similar al que puede encontrarse en el ya célebre Chiribiquete. Para López no es exagerado afirmar que la Serranía de la Lindosa, situada al norte del Guaviare, es en gran medida la ‘zona tangible’ del Parque Nacional Natural Serranía del Chiribiquete, situada al sur, entre el Guaviare y el Caquetá.
Ahora bien, en torno a estos dos grandes espacios la exuberante naturaleza entra en el juego: avistamiento de aves, avistamiento de delfines rosados en la excursión a la laguna Damas del Nare, monos, guacamayas y, en general, naturaleza y más naturaleza, es parte fundamental del atractivo turístico guaviarense.
Para cerrar, la mano del hombre. No ya en los antiquísimos pictogramas, sino en el reciente conflicto armado al que hoy se busca poner fin. No son pocas las fincas de colonos en las inmediaciones del casco urbano de San José que han pasado de la coca al turismo, ya sea con alojamientos rurales, agroturismo o desde el testimonio vivo de lo que fue de una manera y hoy ya no lo es.
Un ejemplo poderoso es la finca Beraca Charco Indio, a pocos minutos de San José. Allí, bajo los mangos que sembrara el mítico guerrillero liberal de los años cincuenta, Dumar Aljure, según cuenta su propietario, la coca dio paso a un proceso de transformación y resignificación en donde la siembra de huertas, la reforestación, la cocina típica son protagonistas del recorrido.
Según explica López, a los atractivos iniciales del territorio como la Laguna Negra, los Puentes Colgantes, Tranquilandia —nada que ver con el laboratorio desmantelado en los años ochenta— entre otros, se han ido sumando de a poco nuevas ideas y escenarios que, combinados entre sí, enriquecen la oferta turística de un departamento que quiere ser punta de lanza del turismo de naturaleza, sostenible, regenerativo y responsable.