En un nuevo capítulo de la batalla legal entre la ciudad de Nueva York y Airbnb, entró en vigor esta semana la Ley de Registro de Alquileres de Corta Duración, que, como primera medida, obliga a los anfitriones a registrarse en una oficina pública de la ciudad.
La ciudad de Nueva York reaccionó al crecimiento vertiginoso de Airbnb con un nuevo marco regulatorio que ya había prohibido los alquileres menores a 30 días. Ahora, en caso de alquilar un espacio por menos de ese plazo, los inquilinos deben permanecer con los anfitriones, quienes a su vez deben estar inscritos en un registro de la ciudad. La restricción abarca también al número de huéspedes: los dueños no podrán tener más de dos por vez.
Las nuevas medidas figuran en la Ley de Registro de Alquileres de Corta Duración, que busca ordenar el panorama de hospedaje turístico en la ciudad tras la disruptiva aparición de la plataforma hace algunos años.
La Ley de Registro, que rige desde el martes 5 de septiembre, está causando preocupación debido a sus repercusiones en varios frentes: desde el alquiler de viviendas hasta el mercado inmobiliario, sin olvidar el turismo en la Gran Manzana, uno de los destinos más buscados del mundo.
En la primera semana de aplicación, se cree que la nueva norma afectará a unas 5.300 reservas en la ciudad. Airbnb tiene 38.500 apartamentos registrados en Nueva York y genera ingresos por USD 85 millones anuales.
El pasado junio Airbnb logró postergar la implementación de la ley gracias a una demanda en tribunales, pero la justicia consideró igualmente que es racional que Nueva York exija un registro de anfitriones para controlar la legalidad.