En medio de la crisis por los problemas de seguridad en algunos de sus aviones, Boeing anunció que altos ejecutivos de la compañía, entre ellos su presidente Dave Calhoun, dejarán su cargo a finales de año.
El segundo fabricante de aviones comerciales del mundo atraviesa una gran crisis, agudizada tras el desprendimiento en pleno vuelo de una puerta lateral de un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines en enero de este año. Desde entonces, la FAA comenzó una serie de investigaciones a sus operaciones y el fabricante ha tenido millonarias pérdidas monetarias. Ante este escenario, se anunció una amplia reforma de liderazgo en la empresa.
El primer gran anuncio fue encabezado por el presidente de Boing, Dave Calhoun, quien dejará la compañía a finales de este 2024. Calhoun continuará liderando Boeing durante 2024 para completar el trabajo crítico en curso para estabilizar y posicionar a la compañía para el futuro.
“Como todos saben, el accidente del vuelo 1282 de Alaska Airlines fue un momento decisivo para Boeing. Debemos seguir respondiendo a este accidente con humildad y total transparencia. También debemos inculcar un compromiso total con la seguridad y la calidad en todos los niveles de nuestra empresa”, aseguró en una carta pública.
También se anunció que el director de la Junta Directiva, Larry Kellner, tiene intención de presentarse a la reelección en la próxima Asamblea Anual de Accionistas. La junta eligió a Steve Mollenkopf como su sucesor. Además de estos cambios, Stan Deal, presidente y director ejecutivo de Boeing Commercial Airplanes, se retiró de la empresa y Stephanie Pope fue nombrada para dirigir el área.
“Los ojos del mundo están puestos en nosotros y sé que saldremos de este momento como una mejor compañía, aprovechando todos los aprendizajes que acumulamos mientras trabajamos juntos para reconstruir Boeing durante los últimos años. Seguiremos centrados de lleno en completar el trabajo que hemos realizado juntos para devolver la estabilidad a nuestra empresa después de los extraordinarios desafíos de los últimos cinco años, con la seguridad y la calidad a la vanguardia de todo lo que hacemos”,
Dave Calhoun.
Una crisis que viene de atrás
La crisis de Boeing se remonta al 29 de octubre de 2018, cuando el vuelo 610 de Lion Air se estrelló contra el mar de Java minutos después del despegue y le costó la vida a 19 ocupantes. Solo seis meses después, el vuelo 302 de Ethiopian Airlines registró un accidente fatal en el que fallecieron 157 personas.
Como consecuencia, se puso en tierra toda la flota de los aviones 737 Max y comenzó una serie de investigaciones que revelaron que la Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos (FAA en inglés) había adoptado medidas favorables al fabricante en el proceso de certificación del Boeing 737 MAX-8. Por su parte, Boeing ignoró las advertencias de sus propios empleados sobre el sistema de vuelo del avión y ocultó información a FAA. Luego de completar estas investigaciones, en noviembre de 2020, la FAA volvió a autorizar los vuelos de los aviones 737 MAX.
Sin embargo, luego de tres años sin incidentes, a inicios de enero de 2024, una puerta lateral de un Boeing 737 MAX 9 de la aerolínea Alaska Airlines se desprendió en pleno vuelo. Aunque el incidente no causó heridos, se iniciaron nuevas investigaciones que arrojaron problemas de control de calidad, tanto en Boeing como en Spirit AeroSystems, su proveedor.
Los problemas han provocado múltiples inmovilizaciones en tierra por problemas de seguridad y más de US$ 31.000 millones en pérdidas acumuladas.
Tras encontrar estas fallas, crecieron dudas sobre la alta dirección de Boeing, ratificadas por las principales aerolíneas cuando pidieron a la junta directiva que se reuniera directamente, sin la presencia de Calhoun.