Los Greeters son vecinos que acompañan a turistas al conocer su ciudad. No tienen la formación de un guía, se conectan por medio de plataformas y suelen ofrecer su servicio de manera gratuita. Si bien el término nació hace más de tres décadas, en los últimos años se ha expandido a más de 130 ciudades y regiones del mundo, que van desde Buenos Aires en Argentina, hasta Dalat en Vietnam.
Explorar ciudades, sumergirse en su cultura y descubrir las costumbres de los residentes son experiencias que, con frecuencia, buscan los turistas. Como respuesta a este interés, nacieron los greeters, personas que ofrecen su compañía y guía a los visitantes para que conozcan la esencia de la ciudad de una manera más cercana, centrándose más en la interacción social y el intercambio cultural que en un enfoque comercial.
Los greeters, término anglosajón que deriva del verbo greet que significa saludar, nacieron en Nueva York, Estados Unidos. La creadora fue Lynn Brooks, quien a principios de la década de 1990 quiso mejorar la cara de la ciudad al mostrarles a los turistas su ciudad de una manera más cotidiana. Esta residente pretendía que los turistas vieran “la Gran Manzana” como ella la veía: vibrante, diversa y cargada de historias cotidianas. Así nació Big Apple Greeter, el primer programa de este tipo que se expandió rápidamente a otros países, por personas que querían, de igual manera, mostrar sus costumbres y conocer gente nueva.
La popularidad de este fenómeno fue tal que, en 2005, greeters de Norte América y Canadá se reunieran entorno a lo que denominaron el Global Greeter Network. Y tres años después, se lanzó el sitio web que permitió difundir el concepto a nivel global. Así nació en Bruselas, Bélgica, la Asociación Internacional de Acogida (International Greeter Association), una organización que agrupa a los greeters de todo el mundo.
Una experiencia de turismo participativo
Un greeter no es un guía profesional. Se trata únicamente de un residente que en su tiempo libre acompaña a los visitantes por la ciudad, como si fueran amigos. No cobran por sus servicios y, en cambio, según el presidente de la federación France Greeters, Jonathan Huffstutler, se centran “en la cordialidad, en generar un sentimiento de regreso en los visitantes”.
Destaca que este modelo responde a la creciente demanda de experiencias turísticas más participativas y menos estructuradas, que permitan a los viajeros conectar de una forma más íntima y auténtica con el lugar que visitan. Las rutas de los greeters están llenas de secretos cotidianos: bares con historia, callejones llenos de arte o mercados donde los lugareños hacen sus compras.
Si bien los greeters han sido aclamados por su capacidad de enriquecer las experiencias turísticas, su aparición ha generado tensiones en el sector de turismo. En ciudades como Bilbao y San Sebastian, en España, los guías profesionales han visto amenazada su labor. Aseguran que podría tratarse de una competencia desleal.
¿Llegarán a Colombia?
Aunque los greeters han sido aclamados por ofrecer una experiencia única y cercana a los turistas, su existencia plantea interrogantes sobre la convivencia con el turismo profesional y la legalidad. Su éxito, especialmente en Latinoamérica, depende de cómo logren integrarse a los marcos legales y económicos de cada lugar. Al final, queda abierta la pregunta: ¿es este un modelo complementario o una competencia para el turismo profesional?
Para los guías turísticos, la problemática reside en que los greeters ofrecen servicios que tradicionalmente estaban reservados a profesionales, especialmente en áreas reguladas como los monumentos históricos. Los defensores del movimiento greeter argumentan a su vez que no representan una verdadera amenaza para los guías profesionales. En el caso de la Federación France Greeters, los grupos son limitados a un máximo de seis personas, muy lejos de las decenas de personas que siguen a un solo guía.
En Latinoamérica, este fenómeno ya hizo su aparición en Argentina, donde ya hay una red de personas que están ofreciendo sus servicios de acompañamiento a turistas que llegan a Buenos Aires. Pero en el caso colombiano este fenómeno aún no es tan difundido. Francisco Javier Quintero, presidente de la Confederación de Guías de Turismo de Colombia (Confeguías), señala que el concepto de greeters aún no ha florecido y es probable que no lo haga bajo las condiciones actuales.
“En Colombia no hay personas que se ofrezcan a mostrar la ciudad de forma gratuita y esto tampoco sería posible según la ley. La guianza está reconocida como una actividad profesional en la Ley de Turismo. Si alguien ejerciera esta actividad de forma gratuita, sería como si dijera: ‘Voy a asesorarlo gratuitamente como abogado sin ser abogado’. Sería competencia desleal”, aseguró.
Asimismo, Quintero recuerda que los guías invierten años en formación y certificaciones, para garantizar un conocimiento profundo de la historia, cultura y regulaciones locales. Por lo que, para ellos, los greeters podrían percibirse como una amenaza a su profesión, aunque el propósito de ambos roles sea claramente diferente.
Aunque los greeters son percibidos como una amenaza por algunos guías, el verdadero desafío viene de otra tendencia que crece de manera exponencial: los freetours. Estas visitas remuneran a sus guías con propinas. Es un sistema mucho más generalizado y que se encuentra en las principales grandes ciudades del mundo. Este fenómeno es visto por muchos como una forma de “uberización” de las guiadas.