En los últimos días se han presentado récords de temperatura en países como Francia, Bulgaria, Hungría e Italia, que no solo están afectando la vida diaria de sus habitantes sino transformando los flujos turísticos mundiales.
El continente europeo afronta una de las olas de calor más intensas de su historia, con récords de temperatura en Francia, Bulgaria, Hungría e Italia. Esta situación, que se extenderá hasta mediados de agosto, ha elevado las alertas por incendios forestales, como los que ya se han presentado en España, Portugal y Grecia desde finales de junio.
Este lunes, el Servicio Meteorológico de Francia puso en alerta roja a 12 departamentos y en alerta naranja a otros 41, dejando calles vacías y una importante reducción en las actividades al aire libre. Ciudades como Burdeos o Cognac han registrado máximos históricos de hasta 43 °C, mientras que en en zonas vinícolas como el departamento de Aude, en el que la semana pasada fueron arrasadas 16.000 hectáreas, el riesgo de incendios se mantiene alto.
Bulgaria también enfrenta temperaturas extremas, con máximas de 40 °C y al menos 200 focos de incendios forestales, de los que se mantienen activos tres en las fronteras con Grecia y Turquía. El pasado domingo, las temperaturas en el suroeste del país alcanzaron un nuevo récord nacional de 39.9 °C. En Budapest, capital de Hungría, se estableció un récord histórico para la ciudad con 38,7 °C.
En España, 17 comunidades autónomas están bajo algún tipo de aviso meteorológico por las altas temperaturas, siendo Andalucía y el País Vasco las más afectadas, de acuerdo con la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En regiones como Castilla y León, Castilla-La Mancha y Galicia, bomberos y casi 1.000 soldados han combatido incendios forestales, que han hecho evacuar a miles de personas, incluidos turistas, de sus hogares y hoteles. Por otro lado, en Portugal más de 700 bomberos han trabajado para controlar un incendio en el municipio de Trancoso, localizado a unos 350 kilómetros al noreste de Lisboa.
El calor sofoca al turismo

Los expertos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) alertaron que Europa se calienta casi el doble de la media global, hecho que intensifica las olas de calor y prolonga sus impactos. De igual forma, el portal especializado en cambio climático ‘Carbon Brief’ advirtió que 2025 podría ser el segundo o tercer año más cálido registrado en la historia reciente de la humanidad.
Las consecuencias para el turismo no se han hecho esperar. El 1 y 2 de junio, la Torre Eiffel tuvo que cerrar por una ola de calor que superó los 38 °C. En Portugal, la localidad de Mora alcanzó los 46 °C, al igual que El Granado, en España. Italia reportó un aumento del 15 % al 20 % en ingresos hospitalarios por enfermedades relacionadas con la deshidratación y el calor. En Grecia, la Acrópolis cerró el 21 de julio al llegar a 44 °C, y la Garganta de Samaria, en Creta, permaneció clausurada varios días. Además, incendios forestales en Corinto, en la región del Peloponeso, obligaron a evacuar a residentes y turistas.
Estos eventos se insertan en una tendencia más amplia: a medida que las olas de calor se intensifican cada año, el turismo enfrenta cambios en las reservas y en las elecciones de destino, junto con una mayor exposición a riesgos naturales Según MKG Consulting, en julio de este año, regiones como las Islas Baleares y Atenas registraron una desaceleración en las reservas hoteleras en el verano. Por su parte, un informe de la Comisión Europea de Viajes (ETC) reveló que el 81% de los europeos afirman haber modificado sus planes de vacaciones debido a factores relacionados con el cambio climático.
Aunque el clima se está convirtiendo en un factor estructural en la planificación turística, este cambio en los flujos turísticos no será inmediato. En ese sentido, los profesionales del turismo deberán informar con anticipación sobre las olas de calor recurrentes y preparar a los viajeros para afrontar fenómenos meteorológicos extremos. A mediano plazo, es probable que el calendario turístico se reconfigure, con un mayor peso de las temporadas medias para las visitas a Europa y al Mediterráneo. Por ello, el sector deberá incorporar criterios climáticos en su estrategia, desde el diseño de productos hasta la gestión de la capacidad y la promoción de destinos.