Este pedido de aeronaves de fuselaje estrecho, no solo es el más grande en la historia de la aerolínea, sino una apuesta por la recuperación y crecimiento de la industria aérea.
Así lo han entendido los analistas del sector, para quienes este pedido indica claramente un renovado optimismo sobre las perspectivas de las aerolíneas después de haber sufrido el peor año de su historia, pero también un proyecto necesario de United Airlines con miras a rejuvenecer una flota que tiene en promedio 16 años.
El pedido consta de 50 aviones Boeing 737 Max 8, 150 aviones 737 Max 10 y 70 aviones Airbus A321neos, destinados a robustecer la capacidad y operación de los hubs de United en el centro del país, a saber, Denver, Houston y Chicago. Se trata del pedido más grande de la aviación comercial en Estados Unidos desde 2011 cuando American Airlines ordenó 460 aviones de fuselaje estrecho.
Si bien la compañía ya buscaba crecer en estos mercados antes de la pandemia, la crisis esclareció las oportunidades toda vez que las mencionadas ciudades demostraron más resistencia que los centros de Nueva York, Washington, San Francisco y Los Ángeles, decaídos como consecuencia de la mengua del tráfico corporativo. Así las cosas, cuando se entreguen los aviones, United agregará hasta 100 salidas hasta alcanzar 650 vuelos diarios en estos tres centros, además de robustecer la operación entre Newark y San Francisco.
Pero no son los únicos planes de la aerolínea. Combinado con órdenes anteriores, este pedido suma en total una flota de 500 aeronaves a recibirse de aquí al 2026, lo que marca la principal acción de la compañía aérea para la renovación de flota y un mejoramiento del producto, ya que los nuevos aviones contarán con sistema entretenimiento en el respaldo de los asientos. Todos estos planes implican también la incorporación de 25 mil empleos en los próximos años.
Sin duda, las proyecciones de United son indudablemente optimistas, como lo ha manifestado su CEO, Scott Kirby. A pesar de reconocer que la demanda empresarial ha bajado 60% y aún más la de larga distancia, Kirby afirmó que la aerolínea espera ser rentable el próximo mes, jalonada principalmente por el tráfico interno que casi ha vuelto a los niveles prepandémicos.
El directivo también señaló que espera ver un regreso de la demanda de viajes de negocios después del Día del Trabajo (en Norteamérica la fecha se celebrarse el primer lunes de septiembre), una proyección de la que difieren el saliente CEO de Southwest, Gary Kelly, para quien los viajes de negocios tardarán hasta cinco años en regresar, y la misma IATA, que no pronostica una recuperación hasta 2024.