El turismo se recuperó con fuerza en 2022, impulsado por la demanda acumulada y el levantamiento de las restricciones de viaje. Sin embargo, la recuperación es frágil y desigual entre los países, por lo que ahora se estima que la recuperación global de la industria se extienda por tres años más.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), acaba de publicar el informe ‘Tendencias y políticas del turismo’, donde se estima que, no haya “una real recuperación del turismo internacional antes de 2024 o 2025 como pronto”.
El estudio señala que, el turismo sigue enfrentándose seriamente a la profundidad y duración de la crisis por covid-19. Las restricciones a la circulación de personas afectan a la economía del turismo, “con graves consecuencias económicas y sociales para los trabajadores y las empresas turísticas, los destinos y el ecosistema en general”. Con el turismo internacional llegando a un alto casi completo en todo el mundo en el apogeo de la pandemia, y el turismo interno severamente limitado en muchos países, la contribución directa del turismo al PIB disminuyó en 1,9 puntos porcentuales (a 2,8%), y la participación de las exportaciones de servicios disminuyó en 10,6 puntos porcentuales (a 9,9%) en los países de la OCDE, en promedio.
Además de la pandemia por coronavirus, un segundo factor que ralentiza la recuperación del sector es la desaceleración económica y la inestabilidad geopolítica, precipitada por la guerra de Rusia en Ucrania. “Si bien se prevé que el turismo interno, que demostró ser un salvavidas para muchos empleos y empresas durante la pandemia, se recupere a los niveles anteriores a la pandemia para 2023, ahora se espera que la recuperación total del turismo internacional se prolongue hasta 2025, o más allá”, señalaron los autores del estudio.
Un contexto competitivo
Las empresas turísticas, que ya luchan por recuperarse de la pandemia, ahora también se enfrentan al aumento de los costos de la energía, los alimentos y otros insumos, así como a la escasez de mano de obra y a la falta de cualificaciones. Esto está agravando una crisis del costo de vida que está ejerciendo presión sobre los presupuestos familiares, con artículos discrecionales como el turismo en la primera línea de posibles recortes.
A medida que los gobiernos y las empresas buscan abordar estos nuevos desafíos, existe el riesgo de que el impulso para crear un turismo más resiliente, sostenible e inclusivo se detenga.
Prioridades de la industria
La investigación hace un llamado a los gobiernos y el sector privado para que trabajen de manera coordinada para apoyar y consolidar una recuperación sostenible y resiliente. Si bien el impacto ha sido profundo, amenazando la supervivencia de muchas empresas, ha dejado a su paso legados positivos. La conciencia del papel del turismo como fuerza económica y social se ha elevado al más alto nivel, y los gobiernos han tomado medidas igualmente sin precedentes para ayudar a las empresas, los trabajadores y los visitantes del turismo, con el apoyo de la aparición de nuevas colaboraciones entre los sectores público y privado.
“A su vez, la pandemia aceleró el impulso hacia un turismo más sostenible y resiliente. Ahora existe la oportunidad de aprovechar estas experiencias, para abordar los desafíos turísticos actuales y futuros”, detallaron.
Restablecer la movilidad segura y la confianza de los consumidores sigue siendo una prioridad, junto con el apoyo a las frágiles empresas y destinos turísticos que se enfrentan a la escasez de mano de obra y habilidades, y las necesidades de inversión para diversificar la oferta turística. También es fundamental que no se pierdan oportunidades para abordar las prioridades a largo plazo, repensar el sistema turístico y prepararse para futuras crisis, al tiempo que se avanza hacia modelos de desarrollo turístico más sólidos, justos y sostenibles.