Agentes de viajes de todo el país recorrieron la ruta que atraviesa 4 municipios: El Retiro, El Carmen de Viboral, La Ceja y Marinilla, los cuales ofrecen experiencias en torno a las actividades artísticas, la gastronomía ancestral y el turismo religioso. El fam trip fue organizado por Anato con el apoyo de la Gobernación de Antioquia y recursos de Fontur.
Los destinos colombianos están cada vez más cerca de alcanzar su recuperación y el Oriente antioqueño avanza con paso firme en este proceso de reactivación. Para lograrlo, esta subregión ofrece una propuesta innovadora, donde la cultura es la protagonista de una experiencia que entrelaza las tradiciones ancestrales, gastronómicas y artísticas de 4 municipios: Carmen de Viboral, La Ceja, El Retiro y Marinilla.
Eso fue lo que 17 agentes de viajes de varias regiones del país (Armenia, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Cúcuta, Leticia, Manizales y Santa Marta) y medios de comunicación, entre ellos Rèport Colombia, vivieron del 27 de abril al 1° de mayo, en un viaje de familiarización organizado por Anato y la Gobernación de Antioquia con el patrocinio de Fontur.
La iniciativa hizo parte de un proyecto presentado por la agremiación al Fontur, con el propósito de promover las distintas regiones del país a través de viajes de familiarización y ruedas de negocios. “Desde el año pasado venimos ejecutando diferentes acciones de promoción en Colombia, pues sabemos que las agencias conociendo y viviendo las experiencias en las regiones van a salir a vender, empaquetar y crear más fácil el producto”, afirmó Luz Helena Ríos, directora ejecutiva del Capítulo Anato Antioquia-Chocó.
De esta manera, los invitados emprendieron un viaje mágico por la ruta del Oriente antioqueño, la cual hace parte del nuevo proyecto del departamento, denominado ‘Antioquia Experimental’, donde la cerámica, los cultivos de flores, la ebanistería, la trova, el arte religioso y la gastronomía son solo algunos de los protagonistas. “Esta iniciativa pretende establecer rutas turísticas que impulsen el desarrollo económico en las diferentes subregiones”, indicó Martha Muñoz, funcionaria representante de la Dirección de Promoción Turística de la Gobernación de Antioquia.
Marinilla, el inicio de la travesía
A tan solo 30 minutos del Aeropuerto José María Córdova se sitúa Marinilla, el primer destino visitado, y el cual es conocido también como la “Esparta colombiana”, debido a que, durante la Independencia, los hombres de su tierra protagonizaron varias batallas importantes para el logro de las mismas. Por tal motivo, “el destino se ha convertido en un gran centro cultural, declarado como Monumento Nacional”, indicó Jaime Rincón, guía de Gema Tours.
Al ser una tierra de historias, la Casa de la Cultura de la ciudad es un sitio imperdible que ofrece al turista una variedad de actividades culturales. Una de ellas consiste en aprender diferentes tipos de trovas y técnicas para escribirlas, donde al mejor estilo de La Fiera y Pulgarcito, reyes nacionales de la trova, los invitados tuvieron la oportunidad de entonar sus mejores versos al son de una guitarra. La inspiración no se detuvo, sino se transformó de lo musical a lo artístico, gracias al escultor Luis Alberto Soto, quien además de presentar su exposición de figuras religiosas, organizó una clase de modelado de esculturas en barro. Así explicó como su trabajo aporta a la cultura religiosa en su municipio.
Dentro de este lugar, también se encuentra el Museo del Cristo, el cual atesora la colección más variada de cruces, cristos y crucifijos del mundo. Son 2760 piezas de este tipo, las cuales fueron donadas por Roberto Hoyos en el 2005 después de pasar 35 años coleccionándolas. Allí los agentes deleitaron de pasabocas típicos como el buñuelo de maíz capio, tejas, tamales y las famosas arepas antioqueñas.
De camino en la carretera, los invitados se detuvieron donde Fanny Giraldo, con el fin endulzar el paladar mientras aprendían a preparar merengones, el tradicional postre de la región.
En cuanto a hotelería, en pleno corazón de las montañas antioqueñas, Cannúa es el experto de conectar de manera responsable a los huéspedes con los ecosistemas locales, ofreciendo experiencias de aventura y comida gourmet.
El Carmen de Viboral, pinceladas de tradición
Al segundo día, los invitados se desplazaron hasta la cuna de la cerámica artesanal: El Carmen de Viboral. El principal atractivo del destino son sus fábricas y tiendas de productos artesanales en cerámica. Por ello, al llegar a este lugar, los participantes visitaron el Museo de la Cerámica en la Casa de la Cultura, donde aprendieron que la producción de este producto se remonta hacia 1898, año en el que llegó el empresario Eliseo Pareja al municipio y fundó un año después la Locería del Carmen, dando paso así a la creación de diferentes fábricas.
Para conocer más a fondo esta tradición, los agentes y periodistas visitaron la fábrica Cerámicas El Dorado, donde experimentaron el proceso de transformación de la cerámica en un taller de más de 70 años de historia. Allí tuvieron contacto con la maquinaria y los procesos artesanales de la época y participaron del proceso de modelado, pulido y decoración.
Entre los nuevos atractivos del municipio se encuentra el Paseo del Ángel, un estrecho callejón comercial cubierto por sombrillas de colores, frases de antaño en las paredes y un mural de cerámica con la figura de dos alas al final del pasillo, por lo que es un clásico para una fotografía. Otro lugar digno de una postal es la plaza principal del destino, donde se encuentra un obelisco decorado con cerámica y la iglesia Nuestra Señora del Carmen, una de las pocas del país que exhibe a un cristo en su fachada. Antes de abandonar este destino, no se puede dejar de visitar la cafetería La Especial, que con una ambientación de momentos históricos del Carmen de Viboral y su tradicional chorizo de punta, recrean un momento único entre el sabor y la historia.
Al momento de hospedarse en el municipio, el Hotel Casa Rosé inspira tranquilidad y confort, por lo que es ideal para descansar con tranquilidad.
La Ceja, una herencia que florece
Al día siguiente, los visitantes emprendieron una nueva aventura en una tierra que representa dos insignias del territorio colombiano: las flores y el ciclismo. Se trata de La Ceja, un municipio conocido en toda América Latina, como “El pequeño Vaticanito”, pues su territorio alberga a casi 25 comunidades religiosas, por lo que es un clásico para el turismo religioso.
Una vez allí, los invitados visitaron Jardines de San Nicolás, una empresa exportadora de flores, que permite a los turistas recorrer los cultivos de más de cien variedades de crisantemo en una amplia gama de colores y aprender todo el proceso de producción, a través de un medio de transporte que es orgullo y patrimonio para los locales: la bicicleta.
En horas de la tarde, los agentes visitaron Alma del Bosque, una compañía que cuenta con un cultivo de flores para exportación llamado San Isidro, el cual atesora 15 hectáreas sembradas en hortensia blanca. Por medio de un recorrido guiado, los invitados aprendieron sobre el proceso de cultivo, caminaron entre las flores y atravesaron un sendero ecológico, donde observaron una gran variedad de plantas nativas, incluyendo bromelias, anturios y musgos. El sonido de la quebrada y el aire fresco, son una invitación a respirar profundo y llenarse de toda la magia de la naturaleza. Al terminar, Daniel Piedrahita, dueño y fundador de la compañía, presentó su colección de orquídeas “la más grande de Colombia”, donde se pueden observar más de 3000 especies y 2500 híbridos de este tipo.
En la noche, los participantes hicieron un homenaje al campo colombiano, visitando la empresa de Lácteos San Sebastián, la cual nació en 1999 en Zipaquirá y que ahora también tiene sede en el Municipio. Durante la visita, los agentes degustaron de una amplia variedad de quesos.
Un espacio para los negocios
En el marco del viaje de familiarización, se llevó a cabo una Rueda de Negocios, donde los empresarios del Oriente antioqueño tuvieron la oportunidad de ofertar sus productos y sellar negocios con las agencias operadoras participantes.
El Retiro, un aroma que encanta
Durante el penúltimo día de esta travesía, los visitantes llegaron hasta el Retiro y se dejaron cautivar por la tradición histórica y cultural del municipio, el cual es llamado como la “cuna de la libertad”, pues allí se liberó al primer grupo de esclavos en el país por parte de doña Javiera Londoño.
El casco histórico de este lugar encanta por sus casas de arquitectura colonial y el decorado de sus fachadas, por lo que caminar por sus calles y visitar las tiendas que bordean el centro es un plan para todos los gustos, pues se encuentran alternativas como Casa Enso, una galería donde se puede contemplar obras de arte contemporáneo; Le Montañeré, ideal para degustar uno de los 30 orígenes de cafés colombianos con los que cuentan; o el taller de mueblería Correcaminos, donde se puede vivir la experiencia de tallar madera.
Al finalizar la tarde, los agentes visitaron la Cervecería Torre Alta, “que atesora la única bebida del mundo que salió de la mezcla entre la cerveza y el ciclismo”, donde degustaron una cata de cervezas y aprendieron sobre el proceso de este producto artesanal.
Para esa noche, el alojamiento corrió por parte del Hotel Lagoon Llanogrande, ubicado en la zona de Rionegro, es ideal para una mezcla entre trabajo y relax. A unos cuantos metros, también se sitúa el Hotel Movich Las Lomas, que cuenta con un portafolio para eventos y convenciones.
Durante el recorrido, los invitados descubrieron que esta zona del país ofrece una propuesta gastronómica innovadora, que combina sabores y técnicas ancestrales. Algunos de estos lugares son el Restaurante Elemental (Marinilla), Casa Carrataplán (El Carmen de Viboral) y El Balcón Azul (El Retiro). A su vez, Carmelina Parilla ofrece un espacio de espectáculos y áreas verdes para tardear.
Al finalizar esta travesía, los agentes concluyeron que el Oriente antioqueño es una combinación entre tradición y cultura, que ofrece experiencias memorables y verdaderamente mágicas.