Agentes de viajes de todo el país tuvieron la oportunidad de experimentar algunas de las nuevas facetas de la capital antioqueña en torno a la cultura, la memoria y el turismo urbano -sin olvidar la tradición y la naturaleza- en el marco de un fam trip organizado por Anato y la Alcaldía de Medellín con el patrocinio de Fontur.
La reactivación turística en los destinos colombianos avanza a buen ritmo y Medellín no podía dejar de protagonizar esta nueva ola de turismo nacional. En esta ocasión, lo hizo con una propuesta renovada en la que se combinaron nuevas narrativas turísticas con tradiciones centenarias y una riqueza natural insoslayable. Eso fue lo que 16 agentes de viajes de varias regiones del país (Bogotá, Cali, Santanderes, Nariño, Leticia, Manizales, Riohacha, Santa Marta y Boyacá) y un grupo de periodistas pudieron experimentar del 6 al 10 de octubre, en un viaje de familiarización operado por la agencia receptiva Destino Colombia, con el hotel Diez como anfitrión.
La iniciativa hizo parte de un proyecto presentado por Anato al Fontur destinado a apoyar las acciones promocionales de las distintas regiones del país con acciones como viajes de familiarización y ruedas de negocios. Así, en esta oportunidad los invitados disfrutaron de una agenda diversa, diseñada por la Alcaldía de Medellín y el Capítulo Anato Antioquia-Chocó, en donde la memoria, la transformación y la cultura urbana de la ciudad fueron protagonistas, sin dejar de lado atractivos naturales imperdibles como el Parque Arví y tradiciones como los silleteros del corregimiento de Santa Helena.
Al respecto, Ledys López Zapata, subsecretaria de Turismo de la Alcaldía, afirmó: “A nosotros la pandemia nos dejó varias enseñanzas y una de ellas es que la ciudad debe tener una cartera de productos más diversa que trascienda el turismo de reuniones, porque este es un segmento que va a tardar un poco más en recuperarse”. De acuerdo con la funcionaria, con este fam trip el propósito fue “mostrar una oferta alterna de la ciudad”, aunque aclaró que muchas de estas propuestas ya existían y lo que se buscó fue ponerlas en valor y darles visibilidad.
Manrique Oriental, el punto de partida
Ese es precisamente el caso del barrio Manrique Oriental, en la comuna 3, un barrio popular que nada tiene que ver hoy con su pasado trágico de los años ochenta y noventa, cuando llegó a ser conocido, según comentaron algunos de sus habitantes, como la “guardería del sicariato” de Medellín. En este barrio del oriente de Medellín, en donde la cultura del tango se compenetró con sus habitantes desde mucho antes del flagelo del narcotráfico, nacieron desde hace un par de décadas dos portentosos proyectos sociales en torno a la música y el baile: el Balcón de los artistas y Unión Latina.
Con el espíritu inicial de cambiar la violencia por la disciplina y alegría del baile de alto nivel, estas dos escuelas buscan convertir sus éxitos y reconocimientos internacionales en una experiencia que mueva, conmueva e inspire a los miles de visitantes que llegan a la capital de Antioquia, tal cual como ocurre hoy en la comuna 13, en el lado occidental de la ciudad.
“La comuna 13 fue la demostración y la escuela de que en medio de tantos problemas podemos salir adelante, mostrar las cosas lindas y contar la historia verdadera pero desde lo cultural”, señala Luz Helena Ríos, directora ejecutiva del Capítulo Anato Antioquia-Chocó. En ese sentido, explica que con la visita a la comuna 3 lo que se busca es “mostrar otros destinos que están en desarrollo, que tienen mucho potencial y que pueden ayudar a descongestionar la comuna 13, que ya sobrepasó su capacidad de carga”.
La visita comienza en plena Carrera 45 guiada por miembros del Balcón de los artistas, un grupo que nació en 1992 en una de las épocas más duras de la violencia en Medellín con la misión de brindarles una oportunidad diferente a los más jóvenes. Tras ganar en múltiples ocasiones campeonatos de baile nacionales y mundiales y alcanzar la gloria en 2010 al ocupar el primer puesto en el reality de Jennifer López y Marc Anthony, hace tres años, el grupo empezó a incursionar en el turismo cultural y comunitario con dos objetivos claros: autosostenerse y recuperar la cultura del tango en la ciudad, que, según ellos, se está perdiendo por cuenta de la modernización del barrio y la migración del Festival Internacional de Tango a otros lugares de la urbe.
La historia del tango en Medellín, como es sabido, comenzó con la muerte de Carlos Gardel en 1935 en un accidente aéreo en el aeropuerto Olaya Herrera. Este trágico hecho desató un furor por el género musical suramericano y la mencionada Carrera 45 se convirtió en una suerte de epicentro. De ahí que el recorrido inicie en la Casa Gardeliana, un bar de tango fundado por el argentino Leonardo Nieto en los años 70 en plena Carrera 45 y que hoy ha derivado en un museo encargado de divulgar la cultura de este célebre género musical.
Luego de la experiencia tanguera, el recorrido continúa en la sede del Balcón de los artistas, en donde los visitantes conocen más de la historia y valor de esta iniciativa liderada hace casi treinta años por Martha Álvarez. Allí pueden apreciar de primera mano el talento excelso de los bailarines paisas y, por supuesto, tomar una rápida lección de baile. Lo propio ocurre a pocas cuadras de allí en la sede del grupo Unión Latina, en donde los visitantes se contagian del carisma único del fundador Yonier Machado y su impresionante historia de vida, ligada, como no, a la violencia barrial. Se trata de dos experiencias de un contenido poderoso que hoy están en proceso de convertirse en un producto turístico.
Medellín, memoria y transformación
A escasos 20 años de su episodio más duro y doloroso, la comuna 13 de Medellín se ha convertido en una visita obligada en la ciudad y en casi un ícono de su fortaleza y resiliencia. Y no era para menos. Sus escaleras eléctricas a cielo abierto y el colorido boulevard comercial y cultural que se desarrolló a su alrededor no tienen comparación en el continente por lo que implica en términos de transformación urbana.
Desde la base del cerro hasta su punto más alto, los visitantes son guiados por los carismáticos jóvenes locales adheridos a la cultura del hip hop, disfrutan de improvisaciones, aprecian el grafiti y el arte urbano, degustan la gastronomía, compran toda suerte de artículos y hasta pueden conocer un poco de la historia de lo sucedido en la zona durante la Operación Orión, en el llamado Museo de la Comuna 13, un pequeño espacio creado por una de las familias víctimas de este aciago episodio. Todo esto en medio de la cotidianidad barrial de una de las zonas más populares de Medellín.
Pero no es el único espacio que habla de la memoria y transformación de la capital antioqueña. Lejos de allí, en una de las zonas más exclusivas, aparece como un oasis entre altos edificios el Parque La Inflexión. Se trata del antiguo espacio que ocupara el demolido edificio Mónaco, una de las tantas viviendas del extinto narcotraficante Pablo Escobar y que con los años se había convertido en lugar de peregrinación de cientos de turistas despistados.
Precisamente, para contrarrestar esta cuestionable narrativa impulsada por series de tv e imaginarios deformados, el edificio fue demolido y convertido en un bello parque conmemorativo en donde se rinde homenaje a las víctimas de Escobar y se da cuenta de la magnitud del fenómeno de violencia que desató el narcotráfico a finales de los años ochenta y principios de los noventa.
La memoria, sin embargo, va más allá de la violencia de los carteles y se remonta a fenómenos mucho más complejos que han golpeado la región. Para dar cuenta integral de lo que ha vivido Medellín y Antioquia en materia de conflicto armado nació en 2006 el Museo Casa de la Memoria. Allí se cuenta, de manera lúdica e interactiva, pero no menos dolorosa, distintos episodios, cifras y relatos, que dan al visitante una dimensión de lo sufrido por miles y miles de habitantes antioqueños en más de cuarenta años.
“En la ciudad hay una cantidad de víctimas que están dispersas en todas las comunas y hay una cantidad de historias y elementos simbólicos que nosotros estamos recogiendo y recuperando para generar una ruta de memoria y transformación mucho más amplia”, explica la subsecretaria López al destacar la importancia de conocer este espacio de ingreso gratuito y que bien vale pena visitar de manera consciente en un momento que resulte propicio para ello.
Transformación sobre ruedas
Pero la transformación de la ciudad no solo se vive desde las nuevas narrativas de la memoria, ocultas por décadas en el turismo, sino por productos novedosos y carismáticos que buscan recorrer la ciudad de manera diferente y llevar a los turistas por espacios en donde se congregan tanto las nuevas y viejas ciudadanías de la ciudad.
“Aquí está pasando algo, aquí hay una transformación”, dice Andrés Macía, de Turibike, desde su bicicleta, en una de las paradas del city tour sobre ruedas en la zona de Parques del Río. El recorrido empieza en la sede de Turibike y lleva a los turistas por varias zonas del centro y sus alrededores, incluido el distrito creativo y su oferta artística y gastronómica. Los recorridos, que se realizan casi en su totalidad sobre ciclorrutas, en cómodas bicicletas eléctricas y con el acompañamiento de los guías expertos, es indudablemente una de las mejores maneras de conocer y recorrer Medellín.
Naturaleza, gastronomía, tradición y mucho más
Como se mencionó, la visita al Parque Arví es un clásico paisa que no se puede obviar, ya sea en transporte terrestre o en metro y metro cable; no hay que olvidar también que el transporte público de la ciudad (metro, metro cable y tranvía) es en sí mismo un atractivo turístico. Una vez en el parque, apreciar el paisaje, degustar un almuerzo típico, meditar entre los árboles, hacer una entretenida actividad de jardinería, comprar artesanías, avistar aves, son algunas de las experiencias que permite este paraíso natural que complementa a la perfección cualquier actividad que se realice en la ciudad.
A ello se suma, muy cerca de allí, otra de las experiencias imperdibles del destino: la visita a una finca silletera en el corregimiento de Santa Helena. Hasta allá llegaron los agentes de viajes y medios de comunicación para conocer cómo se elabora una silleta, apreciar los cultivos coloridos y conocer qué es lo que se lleva a dentro de un carriel paisa.
Tradición, naturaleza, memoria, transformación, gastronomía internacional y fusión (restaurantes Herbario, Marmoleo, La Avocaderia, entre otros), alojamiento de primer nivel (los agentes realizaron inspecciones a los hoteles Diez, Marriott, Click Clack y El Cielo), café, amabilidad y mucho liderazgo juvenil. Todo eso y mucho más es el destino Medellín.
Una respuesta
EXCELENTE DESTINO, GENTE AMABLE CON GANAS DE TRABAJAR EN EL TEMA DEL TURISMO. DESTINO RECOMENDADISIMO !!!!