Tras años de padecer las consecuencias del fenómeno del ‘skiplagging’, la Alianza Mundial de Asociaciones de Agentes de Viajes (WTAAA) alzó su voz esta semana para pedir a las aerolíneas una solución de raíz a esta creciente práctica de los pasajeros.
¿De qué se trata el ‘skiplagging’? La práctica es de vieja data y con mayor arraigo en mercados con más penetración del transporte aéreo, como Estados Unidos y Europa. Conocida en español como “pasaje con destino oculto” se trata de reservar un vuelo con escala hacia un destino aparentemente final —usualmente más barato que un vuelo directo— y desembarcar en la ciudad de escala, que es, realmente, el destino final de pasajero.
Aunque la práctica tiene sus riesgos y limitaciones —por ejemplo no poder facturar equipaje en bodega o comprar solo el tiquete de ida, ya que la aerolínea puede cancelar el segundo tramo— una reciente encuesta encontró que más del 64 % de los viajeros estadounidenses hacen ‘skiplagging’ en, al menos, el 25 % de sus vuelos durante el año.
Según la WTAAA, el ‘skiplagging’ es una práctica cada vez más popular entre las generaciones jóvenes para encontrar tarifas aéreas más baratas e, incluso, es promocionada en plataformas de redes sociales como TikTok. Sin embargo, no se trata solo de un dolor de las aerolíneas —que han buscado castigarla— sino de las agencias de viajes que, según denuncia la WTAAA, se enfrentan a sanciones injustas por las prácticas de sus clientes, a saber, los pasajeros con decididas intenciones de ahorrar dinero.
Otto de Vries, director ejecutivo de WTAAA, señala que si bien las aerolíneas han presentado denuncias poco exitosas contra los consumidores que hacen ‘skiplagging’, continúan emitiendo notas de débito de agencia (ADM) y penalizando a los asesores cuyos clientes infringen las reglas de tarifas al no tomar un segmento de vuelo.
“El skiplagging es un problema de larga data en la industria de viajes y no lo apoyamos, pero los agentes de viajes no pueden controlar el comportamiento de los clientes una vez que el viaje está en marcha”.
Otto de Vries, director ejecutivo de WTAAA.
Sancionar a la agencia: un camino más fácil e injusto
Esa parece ser la realidad que aqueja hoy a muchas agencias del mundo, según se deduce de la comunicación de WTAAA. La realidad es que el ‘skiplagging’ constituye una violación al contrato del transporte aéreo. Sin embargo, castigar esta práctica parece una misión compleja para las aerolíneas, por lo menos a través de los canales legales de un país y, sobre todo, en tiempo de las redes sociales cuando nada permanece oculto.
Las aerolíneas parecen querer evitar a todo costa referirse a esta práctica, probablemente para no generar el efecto contrario: poner en conocimiento de más pasajeros su existencia. El ‘skiplagging’ es, claramente, bastante contraproducente para los ingresos de las aerolíneas.
Sin embargo, la WTAAA cita un caso judicial impulsado por Lufthansa en 2019, cuando la aerolínea trató de demandar a un pasajero por más de 2.300 dólares en tarifas evitadas por el ‘skiplagging’. El caso fue desestimado, probablemente por la imposibilidad de demostrar que los trayectos finales no fueron usados por el pasajero de manera intencional, refiere el comunicado de WTAAA.
El camino más fácil para las aerolíneas parece ser imponer sanciones a los asesores de viajes a través de ADM emitidos a través del sistema del Plan de Facturación y Liquidación, según recoge la Resolución 830a de IATA. “Mientras las aerolíneas luchan por castigar legalmente a los consumidores, multan fácilmente a los agentes que reservaron involuntariamente un itinerario ‘skiplag’ en nombre de su cliente, apuntó de Vries.
“Hacemos lo correcto al reservar según las tarifas publicadas, pero la práctica de responsabilizar financieramente al agente cuando el cliente infringe las reglas de la aerolínea es una gran preocupación”, afirmó el directivo y señaló que este tipo de prácticas tienen un impacto financiero que ha contribuido al cierre de agencias; “es necesario abordar este trato desigual”, enfatizó.
“Es hora de que las aerolíneas jueguen claro en materia de precios, sin grandes márgenes para los tiquetes de ‘hub’ a ‘hub’ versus los destinos finales, lo que disminuiría el incentivo para el ‘skiplagging’”
Las agencias deben advertir sobre los riesgos
En su comunicación, la WTAAA enfatizó en que los agentes de viajes tienen el deber de asesorar a los clientes sobre los riesgos potenciales del ‘skiplagging’. Lo primero y más evidente ante el ‘no show’ es la probable anulación del vuelo de regreso en caso de haberse comprado un tiquete ida y vuelta. Pero también se cuentan posibles sanciones por parte de la aerolínea como la pérdida de beneficios de viajero frecuente o ser vetado por la misma. Además, cabe la posibilidad de un desvío de la escala planeada por alguna eventualidad operativa del transportista.
“WTAAA pide un diálogo abierto entre la industria aérea y las asociaciones de asesores de viajes para abordar el creciente problema del ‘skiplagging’. Este diálogo debería centrarse en encontrar soluciones que protejan los derechos de los consumidores a tomar decisiones informadas y, al mismo tiempo, garantizar un entorno justo y sostenible para los asesores de viajes”, concluye la asociación.