Luego de una larga pausa, motivada por la pandemia, la Adventure Travel Trade Association (ATTA) retomó este año su Índice de Desarrollo del Turismo de Aventura (ATDI), que evalúa a 186 países en nueve pilares clave para este tipo de turismo.
El informe, elaborado en conjunto con el Instituto Internacional de Estudios de Turismo (GW) de la Universidad George Washington, se presenta como un valioso recurso para que los autoridades turísticas y las organizaciones enfocadas en este tipología evalúen la preparación y competitividad de sus destinos en el mercado del turismo de aventura.
En ese sentido, el Índice ATDI no contempla de ninguna manera la cantidad de visitantes que recibe un destino. Se trata, más bien, de una evaluación integral de nueve pilares (Desarrollo Sostenible, Seguridad, Salud, Resiliencia Climática, Recursos Naturales, Recursos Culturales, Emprendimiento, Infraestructura e Imagen) que dan cuenta de un estado de cosas bastante completo para un país en lo que se refiere al turismo de aventura.
¿Qué es el turismo de aventura?
Y la razón de esta rigurosidad tiene que ver con la definición misma de turismo de aventura, que es, de hecho, bastante elaborada. Para ATTA el turismo de aventura resulta de la combinación de tres elementos —naturaleza, cultura y actividad— las cuales convergen para satisfacer una variedad de aspiraciones y deseos de los viajeros.
La ATTA cita el bienestar físico y mental, el afrontar desafíos, encontrar experiencias novedosas, la búsqueda de la transformación personal o la satisfacción de dejar un impacto positivo en el entorno como los tópicos más recurrentes para los viajeros de aventura.
“Los viajes de aventura son más que un simple viaje; es un tapiz tejido con los hilos de la naturaleza, la cultura y la actividad. Los proveedores de aventura exitosos saben cómo entrelazar estos elementos para crear una experiencia satisfactoria (…) Esto implica considerar muy cuidadosamente la secuencia y duración de las actividades, además de brindar un espacio de reflexión sobre la experiencia”
Adventure Travel Trade Association (ATTA)
Según ATTA, un viaje de turismo de aventura debe incorporar al menos dos de las siguientes tres experiencias: realizar una actividad física, explorar un entorno natural y sumergirse en una experiencia cultural. La sostenibilidad, como puede deducirse, es un elemento inherente al turismo de aventura.
Así las cosas, en el gran espectro del turismo de aventura, podemos encontrar actividades como: expediciones arqueológicas o científicas, los viajes de mochileros, el avistamiento de aves, camping, espeleología, escalada, actividades de cocina, montar en bicicleta, a caballo, en kayak, caminatas, hacer esnórquel, rafting, safaris, buceo, inmersión lingüística, entre muchas otras. El listado puede ser bastante amplio, la clave es que cumplan con los criterios y conceptos anteriormente mencionados.
Alemania y Costa Rica, en la cima
Al encarar entonces una tipología tan amplia y con tantos elementos en juego, el Índice ATDI se divide en dos: uno para las Economías Avanzadas, en donde (1) Alemania es el mejor calificado, seguido de (2) Francia y (3) Suiza: y otro para las Economías Emergentes o en Desarrollo, en el que (1) Costa Rica sigue demostrando su liderazgo regional, pero seguido muy de cerca por (2) Chile y (3) Tailandia.
La calificación de Costa Rica (de 1 a 10) fue de 5,80, mientras que la de Chile 5,45 y Tailandia 5,43. Esto contrasta con las calificaciones de Alemania, líder mundial en turismo de aventura, con una calificación de 7,14. Francia es segundo con una calificación de 6,93 y Suiza está muy cerca con 6,87.
Pero ¿qué se tiene en cuenta para estas calificaciones? Con una metodología muy similar a la del Índice de Desarrollo de Viajes y Turismo (TTDI) que publica cada dos años el Foro Económico Mundial (WEF), las calificación final de cada uno de los países (de 1 a 10) es el promedio de la calificación de cada uno de los nueve pilares: Desarrollo Sostenible, Seguridad, Salud, Resiliencia Climática, Recursos Naturales, Recursos Culturales, Emprendimiento, Infraestructura e Imagen.
Y cada pilar responde a fuentes sólidas y pertinentes a su campo, por ejemplo, para Recursos Culturales se tiene en cuenta el listado de patrimonio de la Unesco; en Salud a la OMS, el Índice de Seguridad Sanitaria y la cantidad de médicos por cada 10.000 personas; en Imagen, se recoge el Índice de Marca País de Bloom Consulting; en Seguridad, el Índice de Paz Global o el Índice de Percepción de Corrupción, entre otros. (Para conocer más de los pilares y la metodología del ATDI descargue el informe completo disponible abajo).
Además, para cada uno de los pilares se contó con la opinión de 329 expertos que, en promedio, cuentan con 23 años de experiencia en turismo y 18 años en turismo de aventura. De los 329 expertos que opinaron, 214 son operadores turísticos, 67 asesores de viajes 13 desarrolladores, siete escritores de viajes y otros 28 profesionales de distintas áreas (propietarios de empresas de viajes, comercializadores, juntas de turismo, etc.).
“El ATDI 2024 ofrece una nueva perspectiva sobre el panorama del turismo de aventura. No solo destaca los destinos más desarrollados, también ofrece una orientación para los países que buscan mejorar sus ofertas y atraer a un segmento creciente de viajeros”
Adventure Travel Trade Association (ATTA)
¿Cómo le fue a Colombia?
Colombia no figura en el top 10 de las Economías Emergentes o en Desarrollo ni en ninguna de las posiciones destacadas para cada uno de los nueve pilares. Sin embargo, ocupó el puesto 14 entre los 147 países que integran las Economías Emergentes o en Desarrollo, lo cual, comparativamente, puede considerarse un resultado destacado.
En la región de Latinoamérica y el Caribe —en donde no hay ningún país de Economía Avanzada— Colombia solo está por debajo de Costa Rica (1), Chile (2), Brasil (4), Perú (6) y México (12) y aventaja por poco a Panamá (15) y Ecuador (18) y por mucho más a Belice (23), Argentina (27), Las Bahamas (35) y Cuba (36). Bolivia figura en el puesto 45, Uruguay en el 66 y Venezuela en el 68.
El puntaje más destacado de Colombia, léase bien, se dio en el pilar Imagen, con una calificación fue de 7,22, superando a varios países de Economías Avanzadas. Como se mencionó, para calificar este pilar se tuvo en cuenta el Índice de Marca País (Bloom Consulting), la opinión de los expertos, la identidad digital e, incluso, la respuesta a la pandemia.
En contraste, la calificación más baja de Colombia se dio en el pilar de Infraestructura, con un penoso 2,42 y en Seguridad, con 3,16. En general, los países de las Economías Avanzadas están muy por encima de las Economías Emergentes en materia de Infraestructura, un pilar que comprende una multiplicidad de factores. Para Costa Rica, por ejemplo, líder regional, es la calificación más baja (3,39).
El informe señala que la baja calificación en Infraestructura para las Economías Emergentes no es una sorpresa, por la inversión y tiempo que requieren. “Sin embargo, la infraestructura básica, que incluye guías de destinos, mapas de senderos y educación sobre el patrimonio y la cultura, es muy útil para los viajeros aventureros y, a menudo, puede establecerse con un aporte financiero mínimo”, apunta el ATDI.
En general, aunque algunos de los países de las Economías Emergentes superan a algunos de las Economías Avanzadas en ciertos pilares —Brasil, por ejemplo, supera en Recursos Naturales a Alemania, Francia y Suiza— en promedio las diferencias se notan. Costa Rica, el líder regional, ocupa la posición 31 a nivel global y Chile la 36. Colombia se ubica 48 entre 186 países. Sin duda, hay un camino que se está recorriendo.
“Estas clasificaciones demuestran que el turismo de aventura no se limita a los destinos tradicionales. Las economías emergentes reconocen cada vez más el potencial del turismo de aventura para impulsar un crecimiento económico sostenible y mostrar sus activos culturales y naturales únicos”, afirmó Seleni Matus, directora ejecutiva del Instituto Internacional de Estudios Turísticos de la Universidad George Washington.
“El ATDI evalúa el potencial y la capacidad de los países para participar en el sector del turismo de aventura (…) sirve como una valiosa brújula que orienta a los destinos hacia un mercado de turismo de aventura próspero y responsable que preserva el patrimonio natural y cultural para las generaciones venideras“
Adventure Travel Trade Association (ATTA)